Vaya por delante mi respeto por la iniciativa Zamora 10. Creo que es muy de agradecer que gente de la sociedad civil, aturdida por el desplome local y provincial que padecemos, de un paso adelante y se ofrezca para echar una mano y tratar de hacer algo. Y no de forma simbólica, ojo; ofreciendo su tiempo, sus ideas, su trabajo y, si me apuran, hasta su dinero, porque quienes la impulsan pierden más que ganan (a algunos los conozco personalmente y sé que es así). Me parecen valiosas las propuestas de Zamora 10 y me parece deleznable que las instituciones que deberían batir palmas al recibirlas, las desprecien porque no son suyas o porque carecen de capacidad ni para valorarlas. Y hablo, sobre todo, de Diputación y Junta, que es donde está el dinero que podría hacerlas realidad. Y que son las que más indiferencia muestran -marca PP- a lo que se les propone desde fuera.

Pero dicho lo anterior, no sé si estoy de acuerdo con lo último que he leído sobre Zamora 10. Me refiero a eso de que "reclama unidad sin partidismos contra la despoblación". Y no es que no entienda lo que trata de decir y que pensarán también todos o la generalidad de los lectores. Supongo que se refiere a no anteponer los intereses de partido a los intereses generales de los zamoranos. Nadie en su sano juicio puede estar en desacuerdo con eso. Pero también sabemos todos cuál es el partido campeón del peor de los partidismos: justo ese que defiende un sistema económico depredador, que concentra los recursos en pocos lugares de altísima rentabilidad, mientras condena al abandono al resto de los territorios donde ya no es tan rentable industrializar, comunicar, proteger y desarrollar; justo ese que lleva décadas gobernando la Junta, la Diputación; que ha tenido también años y años de mando en el Gobierno central y en la mayor parte de nuestros municipios. Quiero decir que la despoblación es el gran síntoma de una visión política muy determinada y que en consecuencia parece complicado que desde todos los partidos nos podamos unir para hacerle frente. Es tanto como pedir que en la lucha contra el fuego se reclame la unidad de todos, incendiarios incluidos.

Soy particularmente sensible a cuanto se refiere a la despoblación. Ya he escrito alguna vez que desde hace mucho tiempo es lo que centra los esfuerzos programáticos, las reflexiones y la búsqueda de soluciones por parte de Podemos Castilla y León. A nuestro juicio, no es una tema más de entre los que tiene que abordar un partido político con vocación de Gobierno. Es el tema, por definición. Es el drama, la tragedia colectiva, que será imposible abordar sin afectar a todas las demás propuestas políticas, sociales y sobre todo económicas. Pero las formas de abordarlo, de revertir la maldición, de cambiar despoblación por repoblación, forzosamente pasan por el "partidismo", en el buen sentido de la palabra. Es imposible que quienes peleamos por la igualdad, la justicia social y el apoyo a los más débiles, podamos combatir del mismo modo la despoblación que quienes defienden el actual sistema económico y político. Para estos, se trata de un fenómeno "atmosférico" o poco menos, algo que sucede por un sin fin de causas históricas y sociales, ajenas a la política y a la economía que defienden. Ellos propondrán en consecuencia parcheos inconsistentes, cuidados paliativos para los pueblos que agonizan y poco más. Nosotros creemos que es necesario ir a la raíz, modificar profundamente los modelos productivos y cambiar las formas de redistribución de lo común. Desde Podemos hemos lanzado ya una idea, que es solo una primera muestra de lo que entendemos ha de ser un plan integral y de choque contra la despoblación: la RRR o Renta Rural de Repoblación. Una paga base para cuantos vivan en los pueblos más pequeños y carezcan de ingresos significativos. Para que nadie más tenga que irse por carecer de medios para vivir. ¿Alguien imagina al PP del sacrosanto déficit apoyando algo así? ¿Y a Ciudadanos?

Me temo, queridos amigos de Zamora 10, que la despoblación no es un tema para abordarlo asépticamente, sin ideología de por medio o sin partidismos. En una cuestión de tanta envergadura, donde nos estamos literalmente jugando el ser o no ser, es donde cualquier partido con aspiraciones debe demostrar qué quiere, para qué existe y cuales son sus convicciones. Ahí no caben parcheos consensuados. O se defiende el modelo económico ultraliberal, marcado por la rentabilidad económica inmediata y el desprecio por la población. O se defiende un modelo en el que primero esté la gente y el bienestar general, y solo después hablemos de dinero y rentabilidad. La despoblación de amplias zonas es inseparable del primero. La repoblación solo será posible con el segundo. Y allá quien opte por fingirse ciego, para no quedar mal con los de siempre.

(*) Secretario de Comunicación de Podemos CyL