Tú no sabías que la muerte es bella?

("Secreta", Casi una leyenda)

Miguel Gamazo y Claudio Rodríguez se conocieron una tarde de invierno de 1950 en casa del poeta José Enríquez de la Rúa, quien los había citado a ambos y a Salvador García con el propósito de examinar sus versos y preparar una selección de poetas jóvenes zamoranos. La historia de aquel primer encuentro sería después narrada por Gamazo en un dominical de este diario el 29 de marzo de 1992 para acompañar la publicación de un poema inédito, "Manantial", y la reproducción de uno de los manuscritos de Don de la ebriedad. Aquel proyecto de antología fracasó y, desde Madrid, Claudio encomendó a su amigo, tres años después, que recogiera de la imprenta su colaboración: una media docena de poemas que custodió siempre y dio a conocer, con su prudencia, en el momento adecuado.

A partir de aquel encuentro, y de una noche en que la reciente amistad terminó por anudarse, ambos compartieron lecturas e intercambiaron poemas. Miguel Gamazo se convirtió en cómplice del proceso de gestación del deslumbrante libro inicial de Claudio, quizás primer lector de aquellos versos y depositario de algunos de sus borradores enviados desde Madrid a Salamanca en frecuente correspondencia. No es de extrañar que ese conocimiento profundo del extenso poema llevara a Gamazo a redactar y publicar el primer artículo crítico sobre Don de la ebriedadel 24 de febrero de 1954, en el número 56 de la revista universitaria Alcalá.

Desde entonces, el compromiso del amigo de juventud con la poesía claudiana se mantuvo siempre firme, especialmente tras la fundación del Instituto de Estudios Zamoranos en 1984, plataforma institucional que permitió a Gamazo impulsar proyectos de estudio y difusión. Quizás, la piedra angular de esa tarea, realizada siempre de manera tan silenciosa como elegante, fue la monumental edición crítica y facsimilar de Alianza y Condena, de 2001, al cuidado de Luis García Jambrina, una aventura editorial sin precedentes en la poesía española contemporánea, que puso, en manos de los lectores, un volumen bello; de los bibliófilos, una joya; de los estudiosos, una oportunidad. El riesgo asumido por parte del IEZ en un proyecto editorial de esta envergadura, su pertinencia y magnitud justifican, por si solos, la labor de toda una vida entregada a la promoción de la cultura.

Desde el "Florián de Ocampo", Miguel Gamazo fomentó la investigación de la obra de Claudio Rodríguez con la concesión de becas para la realización de tesis doctorales y tesinas. Asimismo, en el Anuario del Instituto dio cabida algunos de los más sugerentes y esclarecedores trabajos sobre sus poemas.Por su perseverancia, el Premio Bienal de Poesía "Ciudad de Zamora" se convirtió en el actual Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez, aumentando su dotación económica y ganando relevancia al asegurar su publicación en una editorial de prestigio.

Miguel Gamazo también participó en las Primeras Jornadas organizadas por el Seminario Permanente, tras constituirse este por un grupo de profesores, bibliotecarios y estudiosos, con el respaldo institucional de la Biblioteca Pública y del Instituto de Estudios Zamoranos. Aquella primera reseña de Don de la ebriedad puede consultarse en el número 0 de la revista Aventura, en cuya redacción colaboró.

Pues siempre lo hemos sentido cercano, deseamos expresar nuestras condolencias por su pérdida y queremos manifestar, a través de este medio, nuestro reconocimiento por su generosa e importante contribución al conocimiento de la poesía de Claudio Rodríguez. Su ejemplo nos mueve a seguir cumpliendo el mandato del poeta de continuar dando al aire su voz para que en "el aire/ sea de todos y la sepan todos / igual que una mañana o una tarde".

Seminario Permanente

Claudio Rodríguez