A veces no nos preguntamos, y debiéramos, cuáles han sido las personas que con sus conocimientos, sus esfuerzos, su asunción de riesgos profesionales y empresariales, han posibilitado disfrutar de un mundo más confortable, más seguro, más llevadero, más cercano entre las personas y los territorios, etc., pues el conocimiento de quienes lo han conseguido merecen nuestro reconocimiento y agradecimiento.

Las redes ferroviarias, por ejemplo, posibilitan el acercamiento entre territorios y personas, el transporte de mercancías, la ampliación de mercados, la cohesión entre las distintas partes del país, acortan los tiempos de los desplazamientos y, permiten el desarrollo económico y social, especialmente de los lugares por donde se desarrollan.

En Zamora, y hasta el 11 de octubre, tenemos la posibilidad de informarnos, de documentarnos, de aprender, sobre la "actividad ingenieril que se llevó a cabo en Zamora a lo largo del siglo XIX y principios del XX", tal como indica el díptico de la exposición "La ingeniería en Zamora: el porvenir que se gestó, el que se construyó y a que nunca se llegó"; y que se desarrolla en la Sala de Exposiciones del Teatro Ramos Carrión.

Federico Cantero Villamil; al que recientemente, con todo merecimiento, la ciudad de Zamora le ha dedicado una de sus principales calles; es el gran protagonista de la exposición en las tres partes en que se articula: la ingeniería hidroeléctrica, con el Salto de San Román; la ingeniería ferroviaria, con el proyecto de la línea Zamora con Orense; y, en la invención, con la denominada "La Libélula", diseño aeronáutico similar a un helicóptero, o autogiro; pues, de los proyectos correspondientes, fue su autor; siendo, además, quién constituyó la Sociedad anónima "El porvenir de Zamora", lo que demuestra su espíritu emprendedor, empresarial, innovador, con visión de futuro, etc., cualidades tan necesarias siempre para modernizar la sociedad, crear puestos de trabajo, fomentar la riqueza para todos, etc.

Es por todo ello que; desde los niños, para que conozcan nuestro pasado más inmediato y sirva de estímulo y motivación para que sigan estudios de ingeniería; como para los actuales estudiantes de los Grados de Ingeniería, de la Escuela Politécnica Superior de Zamora, sepan lo que hicieron los colegas que le precedieron y traten de superarles, difícil, por cierto; como al público en general, para saber de donde vienen "las cosas" y conozcan su historia más reciente sobre infraestructuras y actividades económico-empresariales de uso habitual y general; la visita a la exposición "La Ingeniería en Zamora" es obligada para todos; pues, además, está espléndidamente montada y organizada, felicidades y enhorabuena sus promotores y organizadores.

Hay que agradecer, muy especialmente, a los descendientes de Federico Cantero Villamil, que han posibilitado, con su proverbial generosidad y entrega, que la exposición haya sido una feliz realidad; y, muy especialmente, a su nieta Isabel Díaz de Aguilar Cantero, a la que agradezco, de todo corazón, se haya acordado del autor de estas líneas, para informarle de dicho evento. También, esta familia, es ejemplo de lo que todos debemos hacer con quiénes nos precedieron: recordarles, tenerlos siempre presentes, divulgar el bien que hicieron a la sociedad, etc.

Vayan a ver la exposición "La Ingeniería en Zamora", pasarán un buen rato, y saldrán satisfechos, seguro.

Marcelino Corcho Bragado