Estamos muy pendientes de la orden ministerial por la que se graven finalmente los impuestos sobre el gasoil. Se asume y se cumple, no queda otro remedio. Una medida recaudatoria que a las arcas del Estado le viene al pelo, ojalá surja otra dedicada a las mascotas o a los tatuajes, tan de moda. Pero no, sólo será para los vehículos diesel que contaminan cantidad, ni punto con los de gasolina sin plomo y catalizador. No hace mucho tiempo el empeño de los holdings del automovilismo, subvencionados por los gobiernos, es decir por todos los que pagamos, era sacar el mayor número de vehículos diesel, más económico, de mayor rendimiento y todas las bondades que nos vendieron, perfecto, pero ahora parece que el gasoil es el veneno del planeta.

Mi universo está formado por iridiscentes pompas de jabón, algún planeta lejano toma la forma de un frágil copo de nieve. Entre mis queridas burbujas se vislumbran títulos tornasolados, como sed solidarios, la Tierra se acaba, todos tenemos que cooperar para que este paraíso azul no se vuelva en un muladar marrón. Los políticos están en su berrea particular. "Ni de coña penséis que vuestros tributos, servirán para el estudio y el sostenimiento del medio ambiente, todo esto es nuestro, somos los que mandamos y de verdad, nos da una pena muy grande que muráis asfixiados por la contaminación de la atmósfera, pero majetes nuestro destino es seguir saliendo en la tele por lo bien que lo hacemos y desvelándonos por vuestra felicidad".