La senda de la estabilidad sólo se cumplirá subiendo impuestos y no bajando gastos. Este criterio que bien pudiera parecer cosa del tándem Rajoy-Montoro, tiene un copyright bien distinto. Pertenece a Nadia Calviño, la actual ministra de Economía y Empresa. Señoras y señores, nos van a freír a impuestos. Los que iban a bajarlo todo en la oposición, van a subirlo todo en el Gobierno. Es lo que tiene predicar en la oposición y dar trigo en el Gobierno. Se vuelven cicateros.

La ministra Calviño no se ha andado por las ramas. En un desayuno organizado por Nueva Economía Forum, ha confirmado que no propugna una bajada de impuestos, sino todo lo contrario. ¿Y qué es todo lo contrario? Pues ni más ni menos que una subida de impuestos que será mayor o menor en función de que se apruebe un compromiso de déficit u otro. Por cierto, si se aprueba el 1,3 del PP para 2019, la subida será mayor. Y hasta la fecha, el Gobierno de la moción está funcionando con los presupuestos y otras cosas del Partido Popular.

Considera la señora ministra que bajar impuestos en la actualidad sería contrario a la necesaria disciplina fiscal. Los que todo lo iban a bajar, pisan el freno y dan marcha atrás, una vez más, y se atienen a la necesaria disciplina fiscal. Siempre encuentran algún agarradero al que asirse. Está bien eso de que seamos disciplinados también fiscalmente, pero que empiecen por esos que cobran sueldos astronómicos, a lo mejor por pasarse la jornada de trabajo despotricando de los demás, y que encima pasan olímpicamente de sus deberes fiscales. La ministra se ha ratificado en el compromiso de la estabilidad presupuestaria. Semejante estabilidad, no me diga por qué, siempre pasa por subidas a todo meter.

La senda por la que quiere transitar la señora ministra es francamente pedregosa. Nos van a poner la vida cuesta arriba. Porque en lugar de ocuparse y preocuparse por lo que verdaderamente nos afecta a los españoles, para que podamos llegar dignamente a fin de mes, están volcados en la exhumación de Franco y en chorradas de toda índole, mientras el recibo de la luz sigue subiendo, como lo harán los impuestos. La señora Calviño es una mujer seria y rigurosa, que entiende de lo suyo, y si dice lo que dice es porque ya se ha estudiado el asunto y considera que para no hundir a España más, tiene que hacer lo que ha anunciado.

Menos mal que algún ministro reconoce obviedades tales como que hay una tendencia a la moderación en el crecimiento de la economía española. Vamos, que el crecimiento se ha ralentizado y como las cosas no salgan bien sufrirá de un penoso enanismo que no conviene ni a España ni a los españoles. Si las bases son sólidas y no se vienen abajo a la primera de cambio, a lo mejor se resiste. Lo malo es si las bases son de adobe y con las primeras aguas de cualquier crisis se vienen abajo.

Sólo nos faltaba tener que discurrir en materia de impuestos por una senda pedregosa que invita a la caída. A Sánchez no le están saliendo las cosas como estimaba públicamente. Porque de todo lo dicho a lo poco hecho, trufado de rectificaciones, hay un trecho insalvable. Y el tiempo avanza. Y el tiempo sigue su curso imparable, como lo sigue esta rara legislatura que también camina, en todos los órdenes y sentidos, por una senda pedregosa.