De la noche a la mañana nos enteramos de que gran parte de la provincia es inundable según dice un Real Decreto del año 2016 que permanecía secreto en Zamora, porque ni nuestros diputados y senadores se enteraron, o si lo hicieron no les pareció relevante dar la noticia en dos años; ni los cargos públicos y funcionarios la Junta, Diputación y Ayuntamientos escrutaron el BOE; ni los zamoranos de a pie fueron conscientes porque bastantes razones tienen ya para emigrar.

La espita que abrió el escándalo de las consecuencias de esta ley del PP fue la denegación por parte del Ayuntamiento de la Capital del permiso solicitado por la empresa GAZA para su ampliación al lado de los terrenos en que está ahora, debida a los informes de la Confederación del Duero, que son preceptivos y que sólo permiten ampliarla si cumplen los requisitos exigidos para que no se inunde.

Algo tan sencillo como cumplir las normas legales, que tienen que hacer todos los que construyen en Zamora, ha servido de arma arrojadiza a los miembros del mismo partido que hizo la ley para denunciar la trampa para la empresa GAZA. Eso sí, aprovechando que el Duero pasa por Zamora, donde son oposición en su ayuntamiento.

Pero como las armas las carga el diablo, a los pocos días de llamar ignorantes al alcalde y concejales de la Capital y de intentar escandalizar a los vecinos "perjudicados" por su propia Ley, un reportaje de este diario informa que la inundabilidad no sólo afecta al Duero a su paso por Zamora, sino que toda la provincia regada generosamente y por suerte por muchos ríos, aumenta la superficie inundable.

¡Y la Diputación entera sin enterarse del escándalo! ¡Y los alcaldes de los pueblos con riesgo de inundación, la mayoría del PP, sumidos en la ignorancia y sin mover un dedo! ¡Y los vecinos y vecinas de los pueblos que viven al lado de los ríos o que quieren levantar nuevas edificaciones, sin saber la que se avecina!

Lo cierto es que los vecinos no están tan preocupados, porque saben que la aprobación de la Ley no aumenta el riesgo de inundación, que se producirá cuando dios quiera e incluso cuando llueva bastante. De hecho lo que hace es imponer condiciones para prever las consecuencias de una crecida.

Incluso es razonable pensar que la nueva Ley, obligada por una Directiva Europea en la que ha participado el Gobierno de Rajoy, pretenda evitar las consecuencias de las inundaciones para la seguridad de las personas y para las construcciones: la pérdida de la vida primero, y las pérdidas económicas después.

Pero hay quien se preocupa más por las pérdidas económicas que por la vida de la gente. Y por ello se escandalizan porque la ampliación de GAZA pueda ser más costosa, o porque las viviendas de los nuevos planes parciales salgan más caras porque hay que gastar más en seguridad. Se atreven incluso a ridiculizar su propia Ley diciendo que no se puede edificar pensando en la crecida de los 500 años porque "cuan largo me lo fiáis, amigo Sancho."

¿Qué dirían si estuviéramos en el año 499 de la avenida, y tras dar la licencia a GAZA o a otras viviendas se inundaran? Pues algo así como: la culpa es del Alcalde y de los concejales que han incumplido la norma por ignorantes, irresponsables e incluso por corruptos? y que indemnicen con su dinero.

Sin embargo el fariseísmo de la oposición del PP en el Ayuntamiento de Zamora mientras en la Diputación están tranquilos pese a la misma situación de los pueblos inundables, no impide reconocer que hay que tomar las medidas necesarias para evitar los riesgos de los barrios que se inundan desde hace años, como se ha hecho ya elevando cotas, e intentar paliar los costes de la construcción de nuevos sectores.

Incluso si pudiéramos tener una gran inversión para hacerlo, podríamos convertir esas zonas inundables habitadas de nuestro Casco Histórico en la Venecia de Zamora, mientras seguimos reivindicando la "Zamora, puerto de mar" de Agustín García Calvo.

Por pensar que no quede. Pese a la poesía que mandó mi abuelo Luis desde la cárcel por defender la República, que aunque no sé si era suya se me ha venido a la cabeza según escribía: "Ponle barreras al viento / y ponle diques al mar. / Pon cadena al pensamiento / y furiosas saltarán. / Ni al pensar, ni al mar, ni al viento / se les puede controlar." Ni al soñar, tampoco.