El Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, inaugurado en 1986, está ubicado en el propio edificio de la Real Academia (Creada en Madrid, en1752) y presente en ese palacio desde 1773. Es como el Museo del Prado, pero en pequeño, como podría haber dicho el inefable Miguel "Gila", pero, no obstante, posee obras de los más prestigiosos pintores, desde Goya a Picasso, pasando por Velázquez o Caravagio. Pasear por sus salas es una gozada, no solo por las obras que atesora, sino también porque el número de visitantes no está masificado como en El Prado, y se puede disfrutar con mayor tranquilidad y sosiego. Su ubicación no puede ser más céntrica, pues apenas lo separan unos pocos metros de la Puerta del Sol, que, como se sabe es el kilómetro cero del que parten las carreteras españolas.

Justo en la acera de enfrente se llevan a cabo unas obras de enorme calado y proporción, que consisten en construir un macro edificio de 50.000 m2 que alojará, en su momento, un hotel, galería comercial y viviendas, estas últimas a 13.000 euros el m2, todo de superlujo, dejando en pie las fachadas de los siete edificios protegidos que existían antes, que pertenecían al Banco de Santander, y ahora en poder del. grupo Villar Mir y la canadiense Four Seasons.

Son ya tres los años que se llevan empleados en estas obras y no se sabe el tiempo que restará todavía hasta su inauguración, aunque se anuncia como fecha probable la de 2019. Primero los trabajos de demolición y después los de construcción han hecho de aquella zona un lugar poco recomendable para pasear. Por un lado, el polvo que se levanta y por otro los ruidos y vibraciones de las máquinas hacen que sea un sufrimiento para las zonas limítrofes, incluyendo el citado museo. Por declaraciones del director del museo, nos hemos podido enterar que se ha tenido que aumentar la limpieza de los lienzos en un 200%, lo que no solo aumenta el costo de mantenimiento, sino que pone en peligro la conservación de las obras. La escultura de Hércules Farnese, situada en la entrada, que lleva allí más de 200 años, presenta algunas grietas, y el conjunto del edificio está sometido a vibraciones no deseables.

Ciertamente, el museo no está preparado para resistir ese asedio, pues no dispone de un aislamiento completamente estanco que impida la entrada de polvo, de manera que, los que están haciendo la obra deberían haberlo tenido en cuenta y tomado las precauciones necesarias para evitar que la contaminación generada llegase a dañar ese tesoro artístico (1400 pinturas, 600 esculturas y más de 15.000 dibujos, desde el Renacimiento hasta nuestros días)

Lo cierto es que, hasta el momento, lo que ha prevalecido ha sido lo de tirar la obra adelante, en detrimento del entorno, ya que se trata de una inversión de más de 500 millones de euros. Tampoco ha importado reducir 150 plazas del aparcamiento público que tiene delante el singular edificio situado entre Canalejas, Alcalá y Sevilla. Y es que, en esta sociedad que vivimos, parece que hemos llegado a la conclusión que donde esté un centro comercial que se quite de en medio cualquier obra de arte, que es mejor sacar adelante un negocio que un Goya o un Arcimboldo. Pero, aunque se maltrate de esa manera nuestro patrimonio cultural, que nadie dude que ese edifico tan emblemático que con tanto boato y botafumeiro se está levantando ahora, dentro de unos cuantos años desaparecerá, pero no así los cuadros de ese magnífico museo, que, aunque sea a trancas y a barrancas, saldrán adelante.

Se suponía que el ayuntamiento madrileño tendría algo que decir al respecto, pues lógicamente deberá haber sido el autor de la licencia de la obra, y así lo ha hecho, alegando que el museo no tiene ningún problema, de lo que podría deducirse que el citado director de San Fernando se está quejando de vicio. Es más, en previsión que llegara a haber complicaciones en el futuro, el ayuntamiento se ha cuidado muy mucho de decir que, en ese caso, sería responsabilidad de la Comunidad de Madrid, ya que allí se están haciendo unas obras para ampliar la Línea 2 del Metro. Nada nuevo bajo el sol, de Herodes a Pilatos y tiro porque me toca. Nada diferente de lo que ocurre aquí con el caso Gaza, porque en todas partes cuecen habas

Nada se ha dicho de los antecedentes del edificio, que estaba declarado como protegido en su totalidad, y que, en 2013, fue recalificado, para poderse llevar a cabo esta obra, dejando solo protegidas sus fachadas y algunos elementos estructurales y decorativos; y que en 2015 fueron destruidos algunos de estos elementos, nuevamente recalificados, que fueron obligados a reproducirse después por sentencia judicial.

Mientras tanto, el museo se ha visto obligado a cerrar las salas de una de sus plantas, y a descolgar algunos cuadros en evitación de males mayores, y Murillo, Rivera, Sorolla y el Greco hacen piruetas esquivando las notas vibrantes y agudas del edificio de enfrente, cuando aún se respira el olor a chamusquina del Museo Nacional de Brasil recientemente desaparecido pasto de las llamas.