La simpatía y la profesionalidad debiera ir unidas; pues, la satisfacción de las necesidades, demandas, deseos, expectativas, etc., de los destinatarios del ejercicio laboral se alcanzarían en mayor grado; dado que la cordialidad hace que la comunicación interpersonal y, por lo tanto, la exposición de lo que pretende el solicitante, más sencilla, más clara, más auténtica, etc., lo que conlleva su mejor comprensión y, subsiguientemente, solución, aportación de ideas, de sugerencias y demás, por quiénes tienen que ofrecer soluciones, opiniones, pareceres, informes, propuestas, etc.; a las personas que lo demandan.

El buen talante en las relaciones humanas implica que sean más llevaderas, más auténticas, más sinceras, más profundas, etc.; lo que todos pretendemos, y deseamos, del comportamiento de los demás hacía nosotros mismos; lo que obvia y consecuentemente, los demás desean de nosotros. Las relaciones laborales, de familia, de amistad, de compañerismo, de consideración hacia los demás, etc., se verán notablemente influidas positivamente, lo que procura una mejor solución y aportación a las cuestiones y problemática que normalmente suelen implicar.

"3. f. Modo de ser y carácter de una persona que la hacen atractiva o agradable alas demás", una de las acepciones del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, expresa lo que todos desearíamos ser hacía los demás; lo que requiere, además de condiciones innatas, tener conciencia de nuestra forma de ser y proceder respecto a nuestros congéneres, para procurar; si tenemos un mínimo de sensatez, madurez, sentido de la responsabilidad, de la humanidad, etc.; no obstante teniendo en cuenta aquello de que "Quod natura non dat, Salmantica non præstat"; esforzarnos, segundo a segundo, para alcanzar un carácter que haga la vida más amena, más agradable, más llevadera, a las personas con las que nos relacionamos; lo que a su vez, repercutirá positivamente en nosotros mismos, por la alegría que se deriva de nuestro buen proceder respecto a nuestros semejantes, como, generalmente, su reconocimiento positivo.

A veces, el físico, por aquello de las hormonas, de la química, que componen al ser humano, influye en nuestra actitud hacia quiénes tratamos, lo que debiera procurarse evitar si tenemos un mínimo de sensatez; pues, "in dubio pro reo" que dirían los penalistas; y, por extensión a todos, "salvo prueba en contrario", debemos de tratarlos con el máximo respeto, afecto y simpatía que todo ser humano se merece por la "dignidad" que lleva implícita.

La educación, como en todo proceder humano, debe procurar que los comportamientos humanos sean respetuosos, tengan empatía, conlleven la consideración extrema hacía las demás personas; y, al ser posible, que progenitores y docentes de enseñanza primaria lo inculquen en sus retoños y discentes; es su principalísima obligación, si son conscientes de las responsabilidades que voluntariamente adquirieron cuando decidieron emparejarse y tener descendencia, o seguir los estudios de magisterio.

Además, los empleados públicos de las Administraciones Públicas tienen la obligación legal, como contempla la normativa reguladora de del Procedimiento Administrativo Común y del Sector Público, entre otras; de tratar con la "consideración debida" a los "sufridos administrados"; pues con independencia de su apariencia externa, edad, rasgos, forma de expresarse, etnia, etc., "todos somos iguales ante la ley" y, subsiguientemente a ser tratados con la deferencia máxima posible. Tengan presente los funcionarios que en el sueldo va "incluido" la compensación económica por esta debida forma de proceder de quiénes les pagan: los contribuyentes de los innumerables tributos estatales, autonómicos y locales. Lo mismo cabría decir de quiénes sirven en la empresa privada, respecto a su clientela, sus auténticos "jefes"; al decir de D Juan Roig, propietario de Mercadona; pues sin ellos no habría ingresos, beneficios, empresa ni su empleo.

Un excelente ejemplo de simpatía, del buen hacer profesional, de excelente trato al ciudadano, según "sostiene Pereira", fue el recibido, días pasados, por un ciudadano que acudió a las oficinas de la Jefatura Provincial de Tráfico de Zamora, y la empleada pública ubicada en la mesa 1, le facilitó cumplida información, atención y consideración, acerca de un vehículo "Mini" que deseaba adquirir. Pues, muchísimas gracias; y que cunda el ejemplo.

Marcelino de Zamora