mi entusiasmo por el deporte rey resulta perfectamente descriptible, aunque sin caer en la indiferencia, razón por la que mientras se juega la final de la Supercopa (que no dan en abierto, y por tanto no veo) sigo un poco su desarrollo en una tertulia de periodistas deportivos de una cadena. Todos ellos, que parecen saber muchísimo de fútbol, coinciden tanto en el talento de Lopetegui como en la repetitividad chusquera de Simeone, y al votar sobre cómo lo están haciendo la puntuación del primero duplica casi la del segundo. El partido concluiría luego al revés, o sea, duplicando en tanteo el Cholo a Lopetegui, pero preferí entonces (el rencor no es lo mío) no volver a la tertulia para ver qué cara les había quedado. Mientras ocurran estas cosas raras, pues siguiendo con las duplicaciones, el presupuesto del Real duplica al del Atleti, en el deporte rey habrá todavía juego y esperanza.