La solemnísima celebración que en Zamora se hace de la muerte del Señor en la Semana Santa tiene su correlato en la muerte de María, que para la piedad popular es sólo dormición o tránsito, así como la partida de este mundo es su Asunción. Son dos momentos consecutivos que han dado lugar a celebraciones litúrgico-festivas y a representaciones artísticas en todo el orbe cristiano. En el caso de Zamora, decíamos, la muerte de Jesús y su Madre son, consecuentemente, objeto de especial devoción y celebración.

Celebrar la muerte de Jesús no tiene sentido, como ya lo advirtió San Pablo, sin tener en cuenta la Resurrección, así como el Tránsito de María acaba en la Asunción al cielo. Este carácter de esperanza cristiana, que pone los ojos en un destino más allá del fin de la vida terrenal: (Tu nos dijiste que la muerte no es el final del camino...) se refleja en la imagen del "Tránsito" de Zamora, de manera un tanto ingenua pero al mismo tiempo profunda. Contemplamos una mujer muerta pero ricamente vestida y enjoyada. El semblante no tiene aspecto de cadáver. Más bien parece una princesa que yace dormida. Todo ello es el reflejo de la creencia piadosa que se fundamenta en lo que venimos diciendo: Se trata de la dormición de La Virgen que termina por despertar en el cielo. Estos momentos finales de María se celebran con diferente nombre: Tránsito, dormición, asunción.

En otra ocasión por esta fecha hemos hablado de algunas obras de arte que retratan el velatorio de María con admirable inspiración, como es el famoso cuadro de Mantegna que podemos admirar en el Museo del Prado.

No hace mucho pude contemplar despacio otra representación artística de lo mismo en la fachada-retablo de la Iglesia de Santa María la Mayor, de Pontevedra. Dicho templo se yergue sobre una elevación cara al mar y desde abajo parece un navío dispuesto a entrar en las aguas tranquilas de la ría. La fachada renacentista evoca el castillo de popa ricamente labrado de un galeón. No hay que olvidar que fue un encargo costeado por el gremio de mareantes. Lo que vemos como motivo central, en esa filigrana de piedra, es la dormición de la Virgen. El artista Cornelis de Holanda, esculpe una escena al estilo de Mantegna, es decir, María rodeada de los Apóstoles que, según la leyenda piadosa, recibieron el aviso del cielo para acompañarla en el final de su vida, y así quedan retratados a la vera del lecho donde exhala su último suspiro, no sin antes entregar a San Pedro la llave de la Iglesia, como si fuese el testigo del relevo de Cristo. Son incontables los templos dedicados a María, desde humildes ermitas hasta catedrales, tal que la de Tui, -ya que estamos en esa provincia- y en concreto a Nuestra Señora de la Asunción.

En pueblos y villas de Zamora se repite esta costumbre y podemos verlo en iglesias que tienen la misma titularidad; citaremos algunas: Toro, Fermoselle, Mombuey, Villarrín de Campos, etc. En el Pórtico de la majestad de la Colegiata de Toro, está representado el Tránsito y la Asunción, con una escena que prevalece sobre las demás: La coronación de María en el cielo por mano de su Hijo Jesús.

Quien escribe estas líneas fue bautizado en la Iglesia de Villarrín, donde una talla de la Asunción, airosa y de buena fábrica, preside el retablo barroco que orna las tablas de pintura de estilo hispano-flamenco, con la vida de la Virgen. En mis tiempos de monaguillo, cuando el sacerdote oficiaba de espaldas a los fieles, yo tenía delante esa historia sagrada tan valiosa y colorida que servía de entretenimiento mientras se recitaban aquellos largos latines. Ahora pienso que aquella Señora Madre, ascendiendo al cielo y representada en la imagen central del retablo, me estaba subiendo un poco con ella para hacerme menos tedioso algún latinajo incomprensible o cierto sermón pasado de hora. Así que después de este sucinto repaso por algunas representaciones plásticas, que interpretan el Tránsito y Asunción de la Madre de Dios, nos queda por señalar, sólo que sea de paso, alguna composición musical, que expresa de manera gloriosa lo que llevamos diciendo. En España tenemos "El misterio de Elche", y si hablamos de música clásica quédense escuchando alguna de la varias Misas de Coronación que se han compuesto, por ejemplo la de Mozart, mi preferida. Toca acabar con literatura :" Vuela, mi paloma, vuela/ que en el cielo yo te quiero./ Nido te guardo en mi pecho/ que tu sitio no es la tierra".