Lo que explica la rapidez con que, en el tema de la inmigración, la gente puede pasar de la filia a la fobia es la versatilidad de nuestros sentimientos. Si desayunando en la barra vemos a alguien por la calle mojándose, nos apetece invitarle a un café, pero si entra, se pone al lado y nos obliga a plegar el periódico, la cosa cambia. Alguien dirá (por ejemplo) que los neurotransmisores activados en el primer caso y el segundo son distintos, y cambian rápidamente según los estímulos. Ahora coloquemos esto en una masa, y lo que ocurre no es ya sólo la suma de cada ser que la forma, sino que aparece un nuevo factor, el factor masa, que actúa como multiplicador. Bien, habrá gente que sepa de veras de esto y lo sepa explicar mejor, pero el caso es que alguien con autoridad debería explicar a las autoridades los peligros de la cocina cuando uno se mete en ella armado sólo de VALORES.