Beatriz de Suabia fue la esposa de Fernando III El Santo. De procedencia alemana, a la muerte de su padre Felipe, duque de Suabia, fue confiada a la tutela de su primo Federico II Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Beatriz contrajo matrimonio con el rey de Castilla Fernando III El Santo, el 30 de noviembre de 1219 en la Catedral de Burgos. El cronista Rodrigo Ximénez de Rada la describe como "buenísima, bella, sabia y modesta".

De la unión con el rey Fernando tuvieron diez hijos: Alfonso, Fadrique, Fernando, Leonor, Berenguela, Enrique, Felipe, Sancho, Manuel y María.

El mayor de los hijos heredó el trono de Castilla y León a la muerte de su padre San Fernando, reinando con el nombre de Alfonso X El Sabio, destacando, además de su permanente lucha contra los árabes, por su obra literaria, científica, histórica y jurídica. Elaboró de su propia pluma las Cantigas de Santa María y otros versos realizando una gran aportación a la lengua culta de aquellos tiempos.

La Cantiga 256 la dedicó a su madre la reina Beatriz de Suabia, cuyo texto es : "El rey don Fernando ganó a Capilla (de los moros) y la resolvió con cristianos. Ordenó a su esposa, la Reina Beatriz, que se quedara en Cuenca mientras atacaba a Capilla. Cuando estaba en Cuenca, la reina se puso tan enferma que los habilidosos médicos de Montpellier predijeron que moriría. Ella estaba embarazada y tenía fiebre muy alta. La reina ordenó que trajeran una imagen de la Virgen. Ella mantuvo que se recuperaría de su enfermedad tan pronto como hubiera visto la imagen, que estaba finamente hecha de metal. Ella pidió que la imagen se llevara a un lado para poder besarle las manos y los pies. Todo esto fue hecho, y la reina se recuperó de su enfermedad."

La reina Beatriz falleció en la ciudad de Toro el 5 de noviembre de 1235. A su muerte, el cadáver de la reina Beatriz de Suabia recibió sepultura en el Monasterio de Santa María la Real de las Huergas en Burgos.

Su hijo Alfonso X El Sabio ordenó que sus restos mortales fueran trasladados a la Catedral de Sevilla en 1278, donde reposaban los restos mortales de su esposo Fernando III El Santo.