Primer despacho del presidente de la moción en Marivent. Con el añadido de que tras la austera, en todos los sentidos, también el personal, etapa de Mariano Rajoy, se ha recuperado la costumbre de almorzar con las esposas, el mal llamado "almuerzo de las primeras damas". Y digo mal llamado porque la única primera dama que hay en España es la Reina, aunque en este caso se trate de Letizia Ortiz. Sé sobradamente que a Begoña Gómez, la encantadora esposa de Pedro Sánchez, le encanta eso de ser la primera dama de España, pero no. Cada país tiene una única primera dama. En las monarquías es la reina.

Y mientras Palma de Mallorca se convertía en epicentro de la noticia, gracias a la estancia del monarca español, también de Cataluña, por mucho que el atorrante Torra se empeñe en lo contrario, sigue preparándose, no sé si de forma cuidadosa o según caiga, el viaje del presidente de la moción a Marruecos, después de haber roto con una tradición no escrita que dice que el primer viaje oficial al extranjero de cada nuevo presidente del Gobierno español sea a Marruecos. Hasta donde yo sé, así lo hicieron Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

Sabido es que hay que tener contento al monarca alauita, porque de él depende que la inmigración procedente de su reino sea un sueño o una pesadilla. Conocida es su relación fraternal con los monarcas españoles, pero no tanto con el Gobierno de turno. Sánchez no es una excepción, aunque luego nos cuenten y nos canten milongas sentimentales desde el aparato de propaganda gubernamental. Pedro Sánchez rompió esa costumbre y su primer desplazamiento fue a Francia. A Sánchez le tira más lo de la 'República' francesa, palabra que repitió en su discurso más de cincuenta veces, que la monarquía marroquí, por mucho que Mohamed VI tenga la sartén por el mango y el mango también en materia de inmigración y en la otra más importante de la pesca.

El enviado especial de Sánchez para estos menesteres es el inefable Zapatero que por fin ha conseguido, no sin dificultades, fecha para el encuentro que, posiblemente, se producirá en septiembre. Fuentes del Gobierno marroquí apuntan a la segunda semana de dicho mes para el encuentro en la tercera fase. Porque, los tiempos los marca Marruecos, nunca la débil España de Gobierno minoritario que, no obstante, y a pesar de los muchos frentes abiertos, de los muchos problemas existentes, se va de vacaciones. Doñana, el palacete que tanto le gustaba a González, espera a la nueva familia presidencial. La familia minoritaria, la familia de la moción, pero es la que hay, gracias a la ayuda prestada por independentistas, bilduetarras, secesionistas, y populistas que, en mayor o menor medida, pasan cada día factura al gobierno ¿de España?

Si Pedro le cae bien a Mohamed, lo mismo mejora el asunto de la inmigración procedente del Sahel. Porque, no nos engañemos, Marruecos tiene la llave. Si le cae mal, habrá nuevos asaltos con violencia en las vallas que todos conocemos y que el buenismo pide derribar. Lo malo del buenismo es que no valora las consecuencias y que cuando ocurre lo que no debiera ocurrir se pone de perfil cuando no de espaldas. Si alojaran a unos pocos en la mansión de Iglesias en Galapagar, a otros pocos en La Moncloa y al resto repartidos entre los domicilios de los ministros, la cosa cambiaría. Por cierto Grande Marlaska no ha tenido ni una palabra de apoyo hacia los guardias civiles quemados con cal viva.