poco a poco se va realizando el sueño igualitario de un paraíso donde todos seamos iguales, aunque algunos seamos más iguales que otros. Donde las personas con síndrome de Down pregonan las fiestas de san Fermín y son protagonistas de películas de risa, pero se las masacra en el vientre materno. Donde todos los estudiantes (diligentes o perezosos, educados o sinvergüenzas, listos o no tan listos) aprueban iguales cursos y obtienen iguales títulos, pero después no tienen las mismas posibilidades de trabajo. Donde las mujeres son iguales que los hombres, pero cuando se quedan embarazadas las echan del trabajo o las invitan a abortar. El sueño en el que todos los españoles somos iguales, pero en 17 sistemas sanitarios, 17 sistemas educativos, 17 sistemas de financiación, 17 sistemas fiscales?

Esta maravilla igualitaria se consigue a golpe de bisturí, ya sea para cortar en pedacitos y así no nazca el diferente (aborto), o para vasectomizar los conductos deferentes y los iguales seamos cada vez menos (anticoncepción), o para igualar los rasgos de la fisonomía y todos seamos igual de fantoches (obsesión estética), o para cortar penes y vulvas e igualar sexos en uno único asexual (ideología de género), o para cercenar nuestra humanidad e igualar a hombres y bestias (animalismo), o para practicar lobotomías que hagan cerebros igual de mansos (asignatura de "Formación del Espíritu Progre Nacional" y devaluación de la asignatura de religión), o para mutilar la puntita de la lengua y no se pueda hablar igual de un bando que de otro, ni dejar igual de tranquilos a unos muertos que a otros (Memoria Histórica), o para silenciar sentencias de jueces que no sean feministos, o finalmente para estrangular el cable de suministro alimentario y de oxígeno a viejos y enfermos y así la Caja de la Seguridad Social quede igualada (eutanasia).

Auténtica política de Doctor Mengele con bisturí, instrumento de probada eficacia para extirpar de los cuerpos todos aquellos miembros (o miembras) que produzcan testosterona rebelde, y de las mentes aquellas ideas que no sean iguales a las nuestras, y que suelen ser las que sobresalen sobre la masa de cabezas anestesiadas y listas para la extirpación.

Mientras tanto, algunos católicos (o me temo que muchos), anestesiados por cantos de sirena, se ilusionan con los que se presentan como desiguales (pero que son clavadicos a los otros) y que, pese a sus promesas de engañacatólicos, seguirán manejando el bisturí, o incluso usarán tenazas y sierra radial para profundizar en el corte abierto por los otros.

Sólo nos queda entonces rezarle al Cristo de la Eutanasia (o de la Buena Muerte) para que nos ayude a coser y cicatrizar las heridas.