Con un poco de suerte colectiva, el año que viene veremos alternancias en instituciones que parecen inmunes a esa característica sustancial de la democracia. En la Junta de Castilla y León, por ejemplo. En algunos Ayuntamientos. En la propia Diputación, que jamás ha sido gobernada por partidos ajenos a la derecha (UCD primero, PP más tarde). Y todo por lo que podríamos llamar, poniéndonos jocosos, la caída del imperio pepero. El derrumbe o debilitamiento del gran partido del "régimen" actual -sobre todo en Zamora, sobre todo en Castilla y León- puede provocar efectos en cadena y me da que se va a cumplir, más que nunca, aquello que decía un colega periodístico cuando trabajé en Salamanca: la gente no vota a favor de alguien, sino en contra de los otros.

Después de todo lo que los tribunales y sus propios dirigentes nos están mostrando, pocos tendrán el cuajo de votar con entusiasmo, positivamente, al PP. Pero seguirán siendo bastantes, y más en Zamora, los que lo sigan apoyando, porque detestan más a todos los contrarios. Tampoco Ciudadanos despierta olas de entusiasmo, me parece. De hecho, causa estupefacción que pueda obtener los apoyos que dicen las encuestas, sin gente, sin implantación y sin una sola idea original o propia. Pero quienes huyen de un PP que se ha vuelto "invotable" y tóxico, con tal de que no gobierne el "radical" PSOE y menos aún el para ellos "hiper-radical" Podemos, se aprestan a votar en masa al invento de Rivera, puro artificio de laboratorio sin sustancia ni consistencia. Tampoco los votantes del PSOE parecen pasar por un momento especialmente feliz con el partido. Es verdad que ahora mismo aún aguanta la "luna de miel" del nuevo Gobierno Sánchez, pero en cuanto se pasen los efectos y el votante vuelva a fijarse en qué manos ha quedado ese partido, llegará la conclusión de siempre: si lo vota es porque detesta o teme más a la competencia, que por méritos propios. Véase a este respecto a un incapaz como Oscar López al frente de Paradores y se entenderá lo efímero que va a ser el fenómeno.

Frente a estos tres partidos, a los que se votan con resignación y "a la contra", seguimos los locos de Podemos, tratando de poner en pie algo diferente, que logre apoyos positivos, porque aportamos ideas, enfoques diferentes y deseos de transformación de una realidad injusta e insoportable. Con nosotros, ya saben que los vientos nunca son de cola; siempre de frente y tormentosos. Pero hemos aguantado y cabe suponer que hay algo de verdad en eso de que lo que no te mata te hace más fuerte. Así que nos preparamos para un 2019 en el que puede pasar de todo y cualquier cosa en las diferentes elecciones. La recomposición de fuerzas políticas sigue abierta, en movimiento. El antaño rocoso y sólido PP ya ven como anda: cuarteado, poroso y cada vez más débil (sus célebres 800.000 militantes resultaron no llegar ni a los 70.000). Ciudadanos es una enorme incógnita, pero todo apunta a que su crecimiento solo puede ser a costa del PP, dado su escoramiento sin complejos hacia la derecha dura. Con la cual se quiebra y debilita todo esa gran bloque, de lo que antaño llamaban el centroderecha. El PSOE busca resistir y crecer algo, a partir de la "bonolotto" de su acceso al Gobierno. La mala noticia es que Podemos no se esfuma, como desearían sus adversarios. Incluso en los peores escenarios demoscópicos, parece tener un suelo electoral bastante sólido, entre el 16 y el 18%. Lo cual puede significar bastante más, teniendo en cuenta que los sondeos siempre nos dan menos que las urnas.

Todo lo cual apunta, como digo, a un 2019 plagado de incógnitas y en el que, por fin, puede haber alternancia en Castilla y León. El PP bajará seguro, pero ya veremos si Ciudadanos sube lo suficiente como que para que ambos tengan mayoría, en cuyo caso ciertamente no habrá alternancia alguna. Seguirían los mismos con las mismas y nefastas políticas de siempre. La otra opción es que sean Podemos y PSOE los que, quizá con algún otro, obtienen mayoría en las Cortes Autonómicas. Complicado, pero también posible. Escenarios similares se pueden dar y se darán en Ayuntamientos e incluso en Diputaciones. El derrumbe del imperio pepero puede permitir, en efecto, alternancias que no nos esperábamos y la aplicación de políticas diferentes, más honestas y eficaces. Atentos.

(*) Secretario de Organización de Podemos Castilla y León