Como los alumnos menos aplicados durante el curso, los partidos políticos incluirán en sus equipajes de verano los cuadernos de deberes que les ha marcado la encuesta de Sigma 2 para la agencia de noticias Ical. Un amplio sondeo que ha tocado todos los asuntos de relevancia de la Comunidad, entre los que, lógicamente, sobresale con más interés el que se refiere a la intención de voto ante las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Varios han sido los análisis sobre el escenario electoral que dibuja el estudio demoscópico, que, de manera muy resumida, augura al PP una pérdida de diez escaños en el Parlamento regional, al PSOE le pronostica similares expectativas a las actuales, a Ciudadanos le vaticina un alto crecimiento y a Podemos le anticipa una significativa bajada. A tenor de esos resultados, los populares siguen siendo la fuerza más votada, seguida por los socialistas, mientras que el partido naranja sería el tercero y Podemos, el cuarto, en número de procuradores.

Pero dicho esto, creo que la encuesta deja lecciones para todos. Al PP, porque le lleva a mínimos históricos en Castilla y León, instándole a recuperar su sitio entre la clase media, una de las más castigadas estos años. Al PSOE, porque no va a encontrar nunca a un PP tan a la baja y, a pesar de ello, no lo aprovecha, lo que daría a entender que no se termina de percibir como alternativa de gobierno. A Ciudadanos, porque no puede fiar todo el supuesto crecimiento a unas siglas con un candidato que ni existe; y, finalmente, a Podemos, porque asaltar los cielos no está, a lo que se ve, al alcance de todos.

La encuesta da opciones para conformar opciones de gobierno a PP y PSOE en función de los respaldos de las otras dos fuerzas en disputa. Para la tranquilidad relativa de los populares, que Ciudadanos ocupe esa tercera plaza en el arco parlamentario les da aire, porque si los de la formación naranja fueran segundos, veo más fácil incluso un apoyo del PSOE con tal de desbancar al PP del trono en el que llevan décadas sin apearse.