la actualidad en este país funciona como la edad. Estás años sin cambiar de aspecto y un día parece que te salen todas las arrugas de golpe. Un españolito que se hubiera aislado unos meses en una burbuja, a la vuelta estaría alucinando. ¿Quién iba a decir a principios de año que a estas alturas Pedro Sánchez sería presidente y Mariano Rajoy registrador de la propiedad? ¿Que Julen Lopetegui entrenaría al Real Madrid y Luis Enrique a la selección? ¿Que el ascenso meteórico de Albert Rivera y de Ciudadanos reflejado en los sondeos iba a desdibujarse como lo ha hecho en los últimos meses?

Aunque un año como este vale por cinco, posiblemente estos vertiginosos cambios no sean más que un espejismo. A la hora de la verdad seguimos igual, dando vueltas a la corrupción, con el expresidente de la Comunidad Valenciana Francisco Camps volviendo a la actualidad con el caso Gürtel. O al fútbol, con España haciendo el indio en un mundial, como casi siempre, salvo lo de Sudáfrica. O al paro, con las mismas cifras insoportables de desempleo. O a la pobreza de muchos. O a la riqueza de algunos...

Ahora nos enteramos de que, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana 672 personas declararon unos ingresos de más de 600.000 euros el año pasado. Durante la crisis el número de estos ricos cayó a la mitad, pero -ratificando que nada cambia a medio plazo- las rentas altas se han recuperado con rapidez y hemos vuelto a las cifras de hace una década. Las renta más bajas, eso sí, siguen bajas, como siempre. Llevamos unos meses de mucho ruido y mucho titular pero ¿saben qué? Aunque Cristiano Ronaldo se haya ido a la Juventus y Eduardo Zaplana a la cárcel, el único cambio que yo de verdad he notado, está, efectivamente, en el aumento de las patas de gallo.