Tenemos en estos días un proceso electoral que, aunque solo afecte a un partido, se trata del partido con más afiliados en nuestra patria hasta aproximarse al millón de afiliados. No ha sido frecuente el ese Partido Popular lo que se han llamado "Primarias". Pero en esta ocasión se han arbitrado unas Primarias a dos vueltas. Estos días pasados se ha llevado a cabo la "primera vuelta", en la que han participado los afiliados en manera muy aproximada a lo que podríamos llamar "Elecciones Generales" de los afiliados al partido en cuestión. Y el resultado ha sido muy claro: se presentaron seis candidatos y en esta primera vuelta pasarían a la segunda vuelta los dos primeros "más votados". La diferencia entre los dos más votados no ha sido grande: en más de 20.000 votos, la primera ha obtenido algo más de 1.500 votos sobre los que obtuvo el segundo.

En pura democracia y según la doctrina del Partido Popular al respecto, la más votada sería la elegida como Presidenta del Partido Popular; pero, según todas las noticias que nos van llegando, no va a ser así. Ya se están realizando gestiones para llevar a cabo coaliciones entre el segundo más votado y algunos de los candidatos que quedaron fuera, de acuerdo con la democracia en general y la doctrina del PP en particular. De llegar al acuerdo pretendido, en la segunda vuelta anunciada, los compromisarios coaligados señalarán primero al segundo más votado; y, en consecuencia, ese "segundo más votado" será, indiscutiblemente, el que la segunda vuelta, en la que votan los compromisarios, nos dará como Presidente del Partido Popular. La afiliada que obtuvo más votos en la primera vuelta quedará a merced de la voluntad del segundo más votado y aquellas personas que con él se hayan confabulado para dar la vuelta en la segunda votación al resultado obtenido democráticamente en la primera vuelta.

Me ha parecido muy bien, de acuerdo con el sentido democrático y con la doctrina seguida por el Partido Popular, que, en cualquier votación, obtenga el puesto disputado "la lista más votada". Y más aún cuando se hayan establecido "dos vueltas", en las cuales se haya acordado que voten en la primera la generalidad de los votantes y en la segunda un grupo de asociados que se hayan constituido en representantes de todos los asociados. Trasladando a nombres propios esta doctrina general, doña Soraya Sáez de Santamaría, que obtuvo más de 1500 votos sobre los que obtuvo don Pablo Casado, debería obtener la Presidencia del Partido Popular. Incluso, de acuerdo con las manifestaciones expuestas por ella misma, después de conocidos los resultados en los que ella resulto la primera más votada, podría darse una candidatura conjunta, para la segunda vuelta, de ella y el segundo más votado, don Pablo Casado. Me ha parecido generosa la propuesta de la señora Sáez de Santa María. Y más "egoísta" (llamemos a las cosas por su nombre) la manifestación de don Pablo Casado y sus gestiones posteriores tendentes a coaligarse con otros candidatos, excluidos de la segunda vuelta, según el acuerdo previo a las Elecciones que se están llevando a cabo.

Esta generosidad y "egoísmo" apreciados en estos momentos quizá no esté de acuerdo con las preferencias que yo tenía antes de los resultados obtenidos en la primera vuelta. Pero, a la vista de las circunstancias, la opinión ha cambiado y el juicio actual se acomoda más a todo lo que se va conociendo de las manifestaciones y las gestiones observadas. La lista más votada, por una parte, y, por otra, las intenciones de los candidatos elegidos para pasar a la segunda vuelta, deciden en un crítico imparcial su juicio sobre los acontecimientos y las personas juzgadas.