Una turbulenta y confusa primavera llegó a su fin, dejando atrás destrucción y desastres. Las lluvias torrenciales, las tormentas de granizo, las inundaciones, el frío y el viento, nos hicieron sentir el invierno en plena primavera, las lluvias, bienvenidas para llenar los embalses, trajeron una notable carga de destrucción de sembrados y pérdidas incalculables por las inundaciones. En otros lares, fueron los volcanes los protagonistas, destruyeron aldeas enteras y muchas vidas.

Ese ambiente convulso lo vivimos también en las calles: Vimos oleadas de mujeres manifestantes que se tomaron las ciudades, dando una demostración de fuerza que tuvo sus efectos en la designación del grupo de ministros del reciente gobierno; por otro lado los pensionistas salieron masivamente una y otra vez, reclamando un salario acorde a las circunstancias económicas del país. La inconformidad y el malestar social de muchos ciudadanos fueron manifiestos.

Nunca se habían decomisado tantos cargamentos de drogas ilegales, ni visto tantos inmigrantes llegando masiva y desordenadamente a nuestro país. Pero la hecatombe total lo vivimos en el plano político. Un gobierno mas o menos estable, con discreta mayoría parlamentaría, manejaba la política con aciertos y logros discretos a nivel económico, logrando acuerdos parlamentarios sin mucha confrontación, se ve abocado a entregar el gobierno a un grupo, sí bien de los más numerosos del país, muy lejos de representar una mayoría, en una operación tan insólita, inesperada y efectiva, que bastaron un par de días para destronar un gobierno elegido por la mayoría y decapitar políticamente un presidente representativo y ajeno a las circunstancias que envolvían su partido, inmerso en escándalos de corrupción y mentiras que socavaron su credibilidad. Pero lo más insólito de todo, aparte de lo rápido, abrupto inusual que fue este cambio de gobierno, es la absoluta lejanía de los ciudadanos.

No medió una votación, un plebiscito, una consulta, una campaña previa, estuvimos completamente ajenos a los hechos y a las decisiones tomadas, fuimos solo espectadores asombrados, muchos indignados, otros escépticos y algunos felices. Este gobierno creado a toda marcha, con improvisaciones graves, tiene un oscuro panorama por delante, será el gobierno de las propuestas criticadas por la mayoría opositora, que tendrá que pactar con partidos muy lejanos ideológicamente, que caminará con píes de plomo porque se le aplicará la más estricta vara de medir. En la política vimos sentencias a ex funcionarios que como volcanes de lava ardiente que destruía todo a su paso, arrolló la imagen de un partido tradicional, serio e importante, protagonista de la reciente historia política del país.

Esta extraña democracia, que evidenció el poco poder que tenemos como ciudadanos: No participamos en decisiones y acciones trascendentales, no pertenecemos a los mecanismos capaces de hacer girar toda la política de un país, meros espectadores, escandalizados muchos, esperanzados algunos, juzgando duramente las fallas de algunos funcionarios corruptos, sin atrevernos a mirar el propio proceder y nuestro entorno para saber sí estamos totalmente limpios de las evasiones de impuestos, las faltas al trabajo con disculpas inventadas, las pseudo mentiras y los engaños en nuestro proceder. Es fácil juzgar y decapitar a otros, pero la realidad nos muestra que es casi imposible ver nuestras propias fallas y empezar a reconocer nuestras propias fallas y pecados ciudadanos.

Dejemos atrás estos confusos días, que llegue y se asiente el buen tiempo, los días luminosos, las terrazas llenas, los amigos reunidos viendo fútbol, las vacaciones, para muchos la playa, y así la política se irá quedando en segundo plano. Esperemos que este gobierno lo haga bien, supere los obstáculos y pueda asegurar el bienestar del país, confiemos en ello a pesar de saber que el 75% de los electores no les ha escogido.