Durante el discurso de toma de posesión el pasado día 27 de junio del cargo del subdelegado del Gobierno en esta provincia, don Ángel Blanco, definió la despoblación de la provincia, sobre poco más o menos, como una "maldición", le siguió en el tema la Delegada en la Comunidad, doña Virginia Barcones, que dijo que "conocía bien el problema de la despoblación porque era de Soria". Creo que fue al día siguiente el presidente de la Cámara de Comercio de Zamora, en la entrega de premios "Mercurio y Vulcano, abundaba en el mismo tema. Este periódico le ha dedicado a este asunto varios editoriales. Pero si echamos un vistazo a la prensa de la Comunidad de Castilla y León, prácticamente no hay un solo día que no se haga eco del problema de la despoblación. Los científicos que han estudiado el tema, como el doctor en matemáticas y profesor de matemática estadística de la Escuela Politécnica de esta Ciudad, Cesáreo González, "Sari" para los amigos, que me envía un estudio con la evolución del censo de población de la provincia, predice matemáticamente que "de seguir esta tendencia, la provincia en el año 2061 tendrá un censo nulo".

Aunque el año fatídico de 2061 está ahí, a la vuelta de la esquina, yo no asistiré a la fiesta de fin de curso -le he contestado a Sari- según sus estudios serán muy pocos los que contemplen el espectáculo de recorrer la provincia sin encontrar a alguien con quien comentar el último partido de la selección de fútbol. Ahora estamos preguntándonos cada día cómo pudimos llegar a esto que es la máxima expresión de la irracionalidad de la administración del Estado en su conjunto.

El fenómeno que ha ocurrido en la provincia de Zamora es sencillo, huimos de ella para protegernos de nosotros mismos, es una reacción instintiva porque dudamos de que las Instituciones tengan capacidad para hacerlo. Para enfrentarnos al problema de la despoblación es preciso: Identificar el problema, tomar conciencia de su existencia y actuar con decisión.

Según los comentarios de las Autoridades, estamos, todavía, en la segunda fase, es decir, tomando conciencia de la existencia del problema de la despoblación.

Nuestro plan de actuación debe tener tres frentes: político, económico y sociológico, cada uno con múltiples componentes, que habría que ir adaptando a unas circunstancias cambiantes.

Hace unos diez días hice el viaje, Tamame, mi pueblo, Bermillo de Sayago, puente Requejo, Alcañices, Mahide y completé el circuito regresando a Tamame por Zamora. Excepto en el cruce por Alcañices no recuerdo haber visto a nadie en ninguno de los pueblos por los que pasé, algún turismo aparcado a la puerta de la casa era la única señal de que dentro podía haber alguna persona. Me pareció una evidencia de que el diagnóstico de la despoblación de las comarcas de Sayago y Aliste no se ha exagerado.

De repente todos nos hemos puesto a hablar de la despoblación, pero nadie habla del tema de la desigualdad que paralelamente se ha generado debido a las diferencias de renta disponible. Lo que se ha hecho más desigual es la distribución de ingresos derivados del empleo asalariado, que en estas comarcas es prácticamente nulo, el autoempleo y las ganancias de capital. Éstas, generalmente, o no se invierten o se hace fuera de la comarca.

Revertir esta situación tiene costes económicos importantes y muy escasos beneficios políticos. A medida que el Estado tiene que gastar más para garantizar la igualdad en la calidad de vida de los escasos habitantes de estas comarcas, es decir, sufragar con sus impuestos el grueso del gasto social para equilibrar el modo de vida de las gentes de las zonas deshabitadas y el de las de la ciudad, pierde apoyos de las elites que se consideran fiscalmente maltratadas y surgen los populistas de derechas que se nutren, en buena medida, de esa insatisfacción. Solo un partido político con unos principios como los de la socialdemocracia basados en la más estricta igualdad en el bienestar de las personas, será capaz de acometer con decisión la solución al problema de la despoblación.

(*) Concejal del PSOE en el

Ayuntamiento de Peñausende.