Se despide junio dejando unos datos preocupantes relacionados con la encuesta de condiciones de vida que radiografía magistralmente la pobreza y la exclusión social en España. Porque en España, por si alguien todavía no se ha enterado, también hay pobres y excluidos a manta. Porque en España también hay niños que pasan hambre, que no tienen la necesaria capacidad para sonreír ni las oportunidades para jugar que tienen otros. Parece ser que sobre esa parte de la infancia desfavorecida el gobierno de Pedro Sánchez hará recaer su atención preferente. Todo se verá y todo se andará.

La crisis fue real y se llevó por delante a infinidad de familias que lo perdieron todo. Dicen los expertos que la crisis se ha ido definitivamente, pero no hay que confiarse, hay que guardar para mañana porque puede que la próxima crisis, que nunca se anuncia, sino que llega, se instala y se acomoda vuelva a asestarnos un duro golpe del que no podamos recuperarnos. La crisis se ha ido y la pobreza se ha quedado. Le está costando levar anclas. Ha dejado tras de sí un rastro inequívoco de miseria que incluso se ha cargado la convivencia familiar. Y eso es lo terrible. Lo lamentable es que para esos pobres de solemnidad no hay las prebendas que consiguen los que llegan a España bien como ilegales, bien como refugiados. Se ha hecho una buena cafetera pero lo único cierto es que no hay café para todos, por lo menos para los de casa. Me hago eco de las quejas generalizadas de cuantos soportan esta penosa situación.

Lo único cierto, a tenor de los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, es que la pobreza entre niños y jóvenes se ha convertido en uno de los grandes retos de España. Bien cierto es que la situación ha experimentado una mejoría con respecto a 2016. Pero no es menos cierto que mejorar no es igual que estar bien. Bienvenidas sean todas las mejorías posibles en este sentido, pero no olvidemos que la tasa de pobreza y exclusión en España, a pesar de su mejoría, es aún demasiado alta para ser aceptable. Y esto no se soluciona con propaganda electoralista, y esto no se soluciona con parches y remiendos de todo tipo y condición, y esto no se soluciona con promesas y tampoco con mentiras. Esto se soluciona con unas políticas adecuadas y valientes. Empezando por los cimientos en lugar de iniciar la obra por el tejado. En lo invisible es donde, a veces, está el problema, pero como no se ve, pues hala.

El Gobierno de España está en la obligación de acabar con esta situación. Menos anunciar lo que van a hacer y más hacer, más proporcionar los recursos necesarios para acabar con esta situación indeseada a la que nos llevó en volandas la crisis. Situación por la que también pasaron otros países de la Europa común con gobiernos más valientes. Recuerdo que la crisis nos mordía donde más nos podía doler y a Zapatero no se la podía ni mentar, no existía. De ahí que cogiéramos el tren de la recuperación con cierto retraso. Eso es así, lo que pasa que a algunos no les conviene recordarlo.

Por cierto, otro de los datos que nos deja la citada Encuesta es el aumento de riesgo de pobreza y exclusión en los mayores de 65 años, especialmente en mujeres mayores. Pero a estos, el Gobierno parece haberles aplicado una eutanasia adelantada porque nada se ha vuelto a decir sobre nuestros mayores tanto o más vulnerables que nuestros pequeños. No deja de ser curioso que hace cuatro días "procesionaban" por toda España en plan vindicativo y de la noche a la mañana se hayan quedado mudos a pesar de lo preocupante de la encuesta.