Arrancó la campaña, más bien lucha, entre los siete candidatos a presidir el Partido Popular y después el Gobierno de España. Esta batalla será larga, frenética y esperanzadora. ¿Realmente es ilusionante? En el partido no están muy acostumbrados a estos procesos de primarias, pues siempre han sido nombrados por el dedo del jefe anterior saliente, ya fuera Fraga o Aznar.

Se empeñan, unas y otros aspirantes a la jefatura del PP, en hablar del porvenir de su partido, pero poco se diferencian entre ellos en descifrar ese futuro. Muchos dirigentes populares insisten que "regeneración y trasparencia" serían las dos primeras premisas que debe afrontar ahora el PP. Todos los postulantes a presidir el PP afirman además que deben conectar con la sociedad y para ello se exige una renovación de equipos. Y aquí empieza el lío y los dimes y diretes y el posicionarse como renovados o como de la antigua escuela, unida aún a la corrupción endémica institucional de los de la gaviota azul.

La militancia del PP cree ingenuamente que se abre un tiempo para la ilusión, pero la realidad dice que todo está atado y bien atado. ¿Que el PP que conocemos quiere "regenerarse y ser transparente"? Ni sabe ni puede. Quizás algunos de sus líderes más jóvenes lo intentarán, pero el aparato es muy férreo y pesa mucho la tradición, la ideología conservadora, católica, de los populares.

En los próximos meses, al PP le van a llegar multitud de sentencias condenatorias, cayendo sobre su cúpula y su presidente Rajoy todas las responsabilidades políticas. Procesos judiciales como Gürtel, segunda parte, la Púnica, casos de prevaricación y financiación ilegal del partido en Valencia, caso Lezo y sus extensiones, etc. A esto le añadimos la presión de Cs, que le iba comiendo el terreno, simpatizantes y votantes, y que el PSOE se recuperaba a marchas forzadas. Y luego, si hubo alguna presión de la monarquía borbónica, de los poderes financieros del Ibex 35, de los poderes fácticos, y de la UE, ahí tenemos el porqué Rajoy tiró la toalla y se fue a ocupaciones más jugosas, más tranquilas y gratificantes.

Está muy bien que el PP quiera ahora regenerarse y ser transparente, pero creemos que antes tendría que haber pedido perdón a millones de españoles por la corrupción, sobornos y prevaricación del partido tildado por los jueces y la UCO como órgano de corrupción institucional. Hasta Aznar les aconseja que se renueven si no quieren caer en el oscurantismo político más absoluto. Y cabe que deriven en un radicalismo próximo al populismo europeo de las derechas conservadoras. Para muestra, unos cuantos botones en C y L.

La sangría poblacional de nuestra autonomía exige al PP urgentes medidas correctoras, pero apenas ha hecho algo eficaz en este sentido después de tantísimos años en el Gobierno de C y L.

¿Es Fernández Mañueco el sustituto "regenerado y trasparente" para suceder a Juan Vicente Herrera? ¿No han dicho en el PP que hay que renovar equipos? Pues Mañueco, desde joven siempre ha estado arropado por padrinos peperos en sus asociaciones estudiantiles, en Nuevas Generaciones, luego en la Diputación y después en el Ayuntamiento. Hasta su familia le ha dado ese empujón necesario para pilotar el PP.

El debilitamiento político de Mañueco tendrá que seguir arrastrando el cada vez más pesado lastre que le deja también Juanvi Herrera en Castilla y León: casos de la trama eólica, Perla Negra, irregularidades y descontrol en caja Duero-España, y la gran crisis en la Sanidad castellano leonesa. Y en Salamanca llevará una repleta y pesada mochila de dudas sobre sus apuros políticos y judiciales, pues le llueven continuamente los escándalos que le acercan a la imputación más tarde o más temprano.

Juanvi Herrera habla de que "es necesaria y obligada la renovación de liderazgos en el PP". Y Mañueco constata el "vértigo que da suceder a Herrera", que apenas ha tenido cuestionamiento interno ni ataques o sospechas a su honestidad ni a presuntas prevaricaciones.

Ahora se van algunos de la vida política, bien por ser encarcelados, imputados lo censurados como corruptos. Fernández Mañueco podría seguir su camino y quedarse sin la alcaldía salmantina, sin la jefatura del PP autonómico y sin ser presidente de C y L.