La política no es tan fea como la pintan. O como la pinté yo mismo en mis artículos durante tantos años. Vista desde fuera es verdad que lo que se ve suele ser lo negativo: luchas de poder, incumplimientos, descalificaciones, ambición? Vista desde dentro es otra cosa. Ahora, por ejemplo, a un año justo de las próximas elecciones municipales, viene un etapa estimulante. Nos toca imaginar, a los de aquí, otra Zamora, la de los años venideros, la que intente mejorarlo todo sin empeorar nada, la amable, paseable y deseable por cuantos vivamos en ella o pasen por aquí. Eso, y no otra cosa, es lo que persiguen los programas y propuestas electorales con los que saldremos a la calle dentro de muchos meses, pero que es ahora cuando hay que empezar a imaginar, elaborar, pulir y debatir. Y quien dice Zamora, dice cada uno de nuestros pueblos y ciudades. Y dice Castilla y León. Y ya si nos ponemos, Europa, que también hay elecciones a su parlamento, aunque eso nos suene y sea mucho más lejano.

Los de Podemos no nos presentamos a las municipales de hace tres años porque acabábamos de nacer y no nos daba tiempo a elaborar un programa en condiciones, ni unas propuestas viables pero audaces de transformación de esta ciudad ni de otros municipios. Y no somos, al contrario que otros, de presentarnos porque sí, sin ideas, sin gente preparada, solo para "meter cabeza" y tener ya algunos concejales para que fueran aprendiendo. A las instituciones hay que ir aprendidos. La ciudad, el pueblo, la comunidad te necesitan en plenitud desde el minuto uno y los votantes no pueden sentarse a esperar a que los "nuevos" vayan aprendiendo donde tienen la mano derecha y para qué sirve una concejalía. No quisimos jugar a eso. Nos pareció, y nos sigue pareciendo, una irresponsabilidad. Juzgamos más sensato, tras constatar que tampoco había socios disponibles que nos complementasen, hacernos a un lado y dejar que nuestros potenciales votantes apoyasen lo que entendiesen mejor para la ciudad. Y eso hicieron. Y no deja de ser significativo que el mismo día en que se elegían concejales para Zamora, en la urna de las Autonómicas que sí contaba con nuestra papeleta, nos diesen los apoyos de costumbre: 5.588 solo en la ciudad. Bueno, quizá ese día nos votaron unos pocos menos, porque no poder elegir la misma papeleta que para el municipio siempre perjudica. En toco caso y para que se hagan una idea, con esos mismos votos el PSOE obtuvo 5 concejales. Y con casi 3.000 menos, Ciudadanos se estrenó con 2 ediles. En las posteriores elecciones, las Generales de 2015, los zamoranos de la capital aún nos añadieron 1.200 votos más, hasta los 6.721. Yendo solos y solo en la capital.

De ahí venimos. Y por eso nos tomamos muy serio y con especial intensidad la fase que ahora abrimos. Nos toca soñar otra Zamora, con toda la imaginación y audacia, con toda la inteligencia colectiva que podamos ensamblar. Pero también con los pies bien asentados, puesto que no saldremos nunca solo por salir, a ser testimoniales, a entrar en las instituciones y aguantar hasta la próxima. Saldremos con un proyecto sólido, viable y detallado de cómo se puede transformar esta ciudad de modo comunal, colaborativo, negociado y consensuado, transparente, horizontal y a la medida del conjunto de los zamoranos y las zamoranas, que es a los únicos a los que siempre nos deberemos. A esta fase de ideas, de programa, también de búsqueda de documentación, experiencias ajenas y rigor; seguirá después otra, de selección de las mejores personas, de las mas generosas, de los altruistas dispuestos a dejarse durante años la piel por su ciudad. Esta quizá no sea tan bonita como aquella, pues el factor humano, con sus dosis de pasión, siempre complica la existencia. Pero estaremos a la altura; esta vez sí y sin problema, para que dentro de un año también esta ciudad puede optar por un futuro diferente, imaginativo, más justo y de transformación. Ser la tercera fuerza política del país, y de Zamora, obliga. Y nos llevamos preparando para las municipales del 18 desde que concluyeron las del 14.

Estamos, en fin, en la fase bonita de la política en que debemos prepararnos para gobernar Zamora y otros muchos municipios; en que nos permitimos imaginar también otra Castilla y León, gobernada al fin por los más libres de ataduras y por los más capaces. Y es esta una experiencia que todos y todas deberíamos probar alguna vez. Porque la política, para que lo sea de verdad, no puede ser cosa de políticos. O la hacemos o nos la hacen. Nuestras puertas están abiertas de par en par para cuantos quieran, con nosotros, soñar, imaginar y trasladar a la realidad todos esos sueños de convivencia, equidad y justicia social. En Zamora, en Castilla y León, o en cualquier municipio o vecindario. Verán ustedes, veréis vosotros, como sí se pueden hacer las cosas de otra forma y para mejora del común. Ánimo.

(*) Secretario de Organización

de Podemos Castilla y León