Y quienes más sacan, quienes más exprimen son los vascos de Ortuzar, es decir, los del PNV, y los catalanes de ese guirigay de siglas separatistas. La salud democrática de España no puede seguir dependiendo de unos poquitos diputados vascos y catalanes que se alían conforme convenga a sus intereses, a los de ellos, que son minoría, nunca a los intereses que convienen a la mayoría patria que somos todos los demás. Con esta gente, además, hay que tener sumo cuidado porque son capaces de vender al mejor aliado por un plato de lentejas, por un marmitako de bonito vasco o una escudella catalana.

No puedo entender cómo Pedro Sánchez se atreve a confiar en el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. También se fío de él, con todo lo que le sacó que fue mucho, el bueno de Mariano Rajoy y lo vendió a la vuelta de la esquina. El Pnv de Ortuzar ha pactado con Pedro Sánchez su apoyo hasta agotar la legislatura que como el propio presidente del Gobierno de España ha dicho, será en 2020. Dos años sacando prebendas a todo meter por parte de un Pnv firme a un gobierno débil. Puede pasar cualquier cosa. A Sánchez nadie, ni los Podemos, ni los nacionalistas de todos los colores, le dieron gratis su apoyo para ganar la anhelada moción de censura que le permitiera instalarse en el soñado palacete.

Que ha habido pactos, los saben hasta en Sudán. Ya iremos enterándonos. A vascos y catalanes se les llena la boca hablando de su "compromiso por la estabilidad y la normalidad", cuando en realidad el único compromiso de unos y otros es con el dinero, la estabilidad la cifran en mayores cotas de poder y la normalidad en el acercamiento de los presos. ¡Y qué presos! Unos son asesinos, los otros son sediciosos. No creo que Pedro Sánchez ni en minoría, con los apoyos tan raros que tiene, ni con mayoría absoluta, se le ocurra ceder a las pretensiones de unos y otros.

Sánchez no puede menospreciar a las víctimas de Eta, tantas, ni a los españoles de bien que a la única república independiente a la que aspiran es a la de su casa. Españoles que nunca han alzado la voz contra España, que gustan de sumar, que entienden que la fortaleza de España radica en su unidad. Que unidos somos más competitivos, somos mejores y que España no se entiende sin vascos y catalanes. Pero, por favor, que no inflen mucho porque cada vez son más los españoles que sufren hartazgo pero que no están dispuestos a rendirse, que no le van a pasar una ni al Gobierno de España ni a los independentistas, vayan abanderados en una ikurriña o en una estelada.

Algunos mensajes de Sánchez resultan confusos como ese de impulsar una política penitenciaria distinta que vascos y catalanes se lo han tomado como el definitivo acercamiento de sus presos. Que Pedro tenga mucho, pero que mucho cuidadito y deje las chulerías para la bodeguita con los amigos ya que sin consenso y por utilizar sus mismas palabras la cosa "saldrá mal". El presidente debe oír a los españoles. El presidente debe ser consciente de los movimientos ciudadanos que se están formando en unos casos y despertando en otros, contrarios a estas maniobras dilatorias que no conducen a otra cosa que no sea la confrontación. Que escuche las voces que se han alzado en Europa hablando de populismos, nacionalismos, deslealtades y esas cuestiones que no son temas menores.