Veo con frecuencia pasar por la calle una furgoneta de la empresa que viene repartiendo prensa por los pueblos. Y me pregunto, ¿ Le será rentable esa ruta? Primera parada en la residencia de mayores Nuestra Señora de la Natividad y deja un periódico, sigue a Carbellino y en la tienda del Abuelo deja otros y así sucesivamente. Vuelvo a reflexionar y me digo. Estos sí que son servicios que intentan al menos servir información a los más alejados. Y si a la empresa no le fuera rentable la ruta, las instituciones públicas deberían subvencionar este servicio. Me doy una vuelta por la parte externa de la residencia y veo por la ventana a una persona mayor, gafas caladas, sentado en la cama, leyendo pausadamente la Opinión de Zamora y sigo pensando qué efecto más saludable y que entretenimiento más reconfortante. Se le nota respirar serenidad. Casualmente sigo mirando y aprecio que en las puertas del armario tiene páginas enteras del mismo periódico pegadas. Simplemente enternecedor. Recuerdos de vida y para la vida de informaciones que le han agradado. Y paso a la residencia. Allí en las dos salas de juego periódicos de días anteriores abiertos y personas leyendo. Hay silencio y serenidad. Otra lápiz en mano resolviendo las sopas de letras y los crucigramas. Tal vez algunos necesitarían una lupa para ayudarse, pues a veces las letras son pequeñas su vista cansada es frecuente. Leen y entienden nuestros mayores. Cuando ven una columna mía , días después me recuerdan : te hemos leído : eres agudo y acertado. Quieren seguir conectados con su pueblo, comarcas, provincia. Enternecedor de nuevo. Y pienso que si se subvencionan las medicinas, la televisión llega gratis, la radio también ¿porqué no la información impresa, la compara de periódicos que entretienen tanto, ilustran, forman?, ¿Porqué esa discriminación con la prensa impresa? ¿Quién impide que por ejemplo Ayuntamientos, diputaciones, sociedades benéficas ayuden a pagar suscripciones a residencias, personas mayores, necesitadas? Si además de la precariedad en la salud o en la economía sumamos precariedad en la información impresa ¿qué resultados tenemos? Gente dormitando a tiempo y destiempo, aburrida sin sabe qué hacer o de que hablar. A la mente dicen los entendidos hay que alimentar. Y pienso que un periódico provincial como es el nuestro es un producto, cuya distribución y uso bien vale la pena por sus buenos efectos. En tos tiempos pasados he analizado la información impresa, radiofónica y televisiva. Cuando uno medio prima la información directa especialmente la que proporcionan los políticos directamente o sus óranos ce comunicación tergiversa, miente, desinforma. Los analistas de la información impresa e incluso los informadores que hacen su trabajo más reposadamente ofrecen criterios, doctrina que permiten distinguir y formarse un juicio de valor. Estamos ante un tiempo crucial en el que los partidos con sus intereses no confesados, ni comunicados van a intoxicar , especialmente, pensando en elecciones. Los ciudadanos les interesaremos en tanto en cuanto somos votantes. Y van a hacer lo posible e imposible para que los medios nos digan lo que ellos quieren que nos digan. En este tiempo nos puede salvar para tomar decisiones acertadas y adecuadas la buena distinción ente sus promesas incumplidas y lo que vuelven a prometer. También las personas en las residencias y los mayores son ciudadanos con sensibilidad, necesidades , capacidad de decisión. También ellos votarán o pueden votar. También ellos con su experiencia y tiempo pueden reflexionar lo que nos conviene. Ellos tienen la sabiduría de la vida, de la experiencia. Nos pueden ayudar mucho, pero debemos ayudarles, proporcionándoles medios para que se informen bien, distingan la palabrería, la mentira , la difamación, de la verdad, la realidad, el bien del mal, el aprovechamiento del servicio. Responsabilidad que también debemos asumir quienes pretendemos informar y conformar opinión. Y no es fácil. En los meses pasados con tantas crisis he podido constatar que nuestra prensa impresa es buena, también para las residencia de mayores.