las cuentas de Donald Trump al acusar a Europa y a otros socios comerciales de aprovecharse descaradamente de EE UU son las cuentas propias de un presidente fullero. El republicano habla de un déficit comercial total de 811.000 millones de dólares, de los cuales 153.000 millones corresponden al comercio con la UE, sobre todo con Alemania, la mayor potencia exportadora. No miente, cosa rara en él, Trump con esa cifra, pero sí escamotea otros datos que indican que la balanza comercial es, por el contrario, desfavorable a los europeos. Así lo indican las cifras proporcionadas por el Instituto de Investigaciones Económicas de Múnich, Ifo, según las cuales la UE tiene en realidad un déficit de 14.200 millones.

Trump hace trampa al tener sólo en cuenta los intercambios de mercancías y olvidarse de los servicios: los que proporcionan las empresas de internet, los bancos y los grupos turísticos estadounidenses a sus clientes de la UE. En ese sector, el superávit de EE UU fue de 51.000 millones de dólares. Pero hay más: los llamados "ingresos primarios" y "secundarios" obtenidos por Estados Unidos vuelcan definitivamente la balanza a favor de ese país.

Ingresos primarios son, por ejemplo, las ganancias transferidas por las filiales europeas de gigantes como Apple, Facebook, Amazon o Google a sus matrices en EE UU. EE UU logró el año pasado en ese apartado un superávit de 106.000 millones de dólares, lo que significa que las inversiones norteamericanas en la UE fueron más lucrativas que las europeas en EEUU.

Y, como señala el diario "Süddeutsche Zeitung", es significativo que el superávit estadounidense se obtenga sobre todo en Holanda, Gran Bretaña y algún otro país que podría ser Irlanda o Malta. Son éstos países que operan como paraísos fiscales dentro de la propia UE por los beneficios impositivos que dan a las empresas del otro lado del Atlántico que se establecen en ellos.

Y están por último, aunque sean menos importantes, los llamados "ingresos secundarios", o sea las remesas que mandan a sus países los ciudadanos que viven a uno y otro lado del Atlántico. Ahí también la diferencia a favor de EE UU fue de 10.000 millones.

Si se suma todo ello, nos encontraremos con que las cifras aportadas por Trump escamotean la realidad y es la UE la que sufre un déficit en su comercio con EE UU y no a la inversa. Los europeos tienen, es cierto, ventaja competitiva en automóviles, máquinas herramienta y otros productos industriales mientras que EE UU supera a Europa en servicios, sobre todo de internet y financieros. ¿De qué se queja entonces Trump?