el evangelio de este domingo sitúa la escena en la casa, lugar donde se reúne la fraternidad de los convocados al Reino. Los seguidores de Jesús no necesitan santuario, ni escuela de rabinos. Les basta una casa, pero disputada. Mientras que los familiares directos y los escribas le acusan de estar loco o poseído por el diablo, la nueva familia creada por Jesús son los que cumplen la voluntad de Dios.

El mayor peligro para el anuncio de la Buena Noticia que Jesús lleva a cabo no viene de fuera, sino de sus familiares y de los escribas de Jerusalén, que se le enfrentan porque piensan que destruye las estructuras israelitas de noción y parentesco. Jesús pretende un orden nuevo, forma una familia con leprosos, paralíticos, pobres, excluidos y con aquellos que el mismo ha llamado, no con los que eran su familia, ni con los "buenos" observantes judíos. Crea una casa - familia contraria a las normas oficiales, al servicio de todos, una familia grande donde Jesús y sus amigos no tienen tiempo para ellos, ni siquiera para comer juntos.

Jesús sufrió campañas de descrédito, pero frente a ellas responde con vehemencia a todas las acusaciones o insinuaciones que hacen contra Él. No ha venido al mundo a hacer nada más que cumplir la voluntad de Dios, y esto pasa por encima de cualquier otro vínculo, incluso familiar, y por encima de su propia seguridad.

La familia nueva de Jesús se basa en los lazos de fe (no es racista), está abierta a la humanidad (no es coto cerrado) y cumple con la voluntad de Dios (no es egoístamente interesada). En definitiva, la nueva familia es la comunidad cristiana, en la que el Padre es el Padre de Jesús, Cristo es el hermano mayor, y hermanos son los que construyen el reino.

Las actitudes de Jesús son nuevas: consuela, sana, libera, defiende, enseña y acoge. A algunas personas fascina y convence y le siguen. A otros les molesta, les escandaliza y lo ven como una amenaza que hay que eliminar cuanto antes. Hoy, en nuestro mundo, las reacciones siguen siendo las mismas ante Jesús, sus seguidores y su Buena noticia.

Sigue siendo actualidad en muchas partes de nuestro mundo, que se persiga y calumnie a quienes viven el mensaje y el espíritu de Jesús, con valentía, coherencia y libertad. Es necesario, entonces y hoy, entender y tratar de vivir la novedad del Reino.