Yo que siempre he dicho a mis alumnos que las palabras no matan para intentar evitar que se peleen y para que resuelvan sus conflictos hablando, le doy mucha importancia a las palabras, al "logos", a su significado. Porque la palabra, según Platón, nos permite alcanzar en plenitud el conocimiento de las ideas

Además, poner nombre a lo creado fue tarea del primer hombre, Adán, según el Génesis, y como dice el poeta José Hierro: "No has venido a poner dique y orden/ en el maravilloso desorden de las cosas. / Has venido a nombrarlas, a comulgar con ellas / sin alzar vallas a su gloria".

Pero sin entrar en teorías religiosas, filosóficas o lingüísticas, como las que relacionan lenguaje y cultura, en la sociedad siguen siendo muy importantes las palabras. Por ejemplo en la política.

Después de oír durante los últimos años que aferrarse a las siglas de IU no tenía sentido, nos encontramos ahora con que para ir juntos a las próximas elecciones ningún partido ha abandonado su nombre, lo cual demuestra que la palabra y su significado siguen teniendo importancia para definir una idea, una ideología y hasta un engaño. Unidas-Podemos-Izquierda Unida-Equo y lo que se quiera añadir o quitar, es la marca con la que se quiere ir a las elecciones desde un sector político de la sociedad, que además permite también incluir en los municipios a marcas propias como Unidas-Podemos-Valladolid toma la palabra, Unidas-Barcelona en Comú, y hasta Unidas -Zamora sí qué es Pot, si así se decide.

Y todos los nombres contienen su idea: Unidas al feminismo; Podemos supongo que a los de abajo contra los de arriba; IU a la izquierda que es difícil que esté unida; Equo a los ecologistas; en Comú y Toma la Palabra, a diversos movimientos sociales. Y Zamora sí que es Pot, porque hemos resistido a la pérdida de identidad e ideología política a la que quisieron llevarnos anulando nuestras siglas históricas y nuestra pesada mochila cargada de lucha y compromiso con las clases más desfavorecidas.

Pero esto no sólo pasa en la izquierda -con perdón para quienes no se definan como tales- sino que en la derecha también cambian los nombres para definirse ideológicamente: al PP más tradicional le ha surgido por el ala más liberal el nacido Ciutadans en Catalunya y ahora Ciudadanos en España; y recientemente su expresidente del PP y nuestro expresidente de España, Aznar, también se aleja de ese PP que cada vez más representa el concepto de corrupción política porque lo están diciendo las condenas en los tribunales de justicia (que si son independientes para juzgar a los catalanes del referéndum, también lo serán para para juzgar la Gurtel).

Respecto al nuevo Gobierno de España, una sola letra parece que va a cambiar: el ministro Montoro por la ministra Montero. Porque este año los Presupuestos del Estado se van a mantener con sus recortes, con su pérdida de derechos laborales, con las cuentas de nuestras pensiones y nuestra despoblación, y con mejores cuentas para el País Vasco gracias al PNV y al PP que lo pactaron y al PSOE que lo mantiene.

Como poner título con las palabras de San Juan a este artículo sin pretensiones, pudiera ser calificado de vilipendio por quienes no han visto a nadie de mi partido al lado de los pobres (¡arriba parias de la tierra!) o por quienes se indignen por hablar de las acepciones de la palabra "hostia" en la Real Academia de la Lengua? A todos ellos quiero decirles que sus virtudes teologales son equiparables a las palabras que mueven nuestra actividad política: vuestra fe a nuestra utopía de un mundo mejor; vuestra esperanza a nuestra convicción de que es posible; vuestra caridad a nuestra solidaridad.

Y como todo está dicho sin intención de ofender, utilizo las palabras de San Pablo a los Corintios para deciros que me gustaría que nuestra solidaridad fuera como vuestra caridad: "La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita (?) Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca"

"Y lo demás, palabras, palabras y palabras / ¡Ay, palabras maravillosas!" (Hierro).