La Organización Mundial de la Salud está muy preocupada por nuestra alimentación. No nos alimentamos bien. Estamos al albur de los alimentos que ingerimos y algunos nos enferman e incluso nos matan. La OMS ha hablado estimando que cada año se producen más de 500.000 muertes por enfermedades cardiovasculares relacionadas directamente con el consumo de grasas trans. El objetivo primordial de este organismo internacional no es otro que el de acabar en los próximos cinco años con este tipo de grasas mortíferas. Para concienciarnos han creado una nueva guía, de nombre Replace, con la que pretenden que todos los países se mentalicen de la necesidad de terminar con este tipo de alimentación para acabar con estas grasas trans? gresoras de la salud.

¿Y dónde diantre se parapetan estas grasas? Pues en la bollería industrial; las sopas y salsas elaboradas; las palomitas, especialmente las que se hacen en el microondas; los congelados, especialmente las pizzas; los productos precocinados como empanadillas y croquetas; los helados y cremas no lácteas para el café; las margarinas; las galletas, donuts, magdalenas y barritas de cereales y los aperitivos y snaks salados como las patatas fritas. He aquí en estas últimas, el gran enemigo de nuestra salud.

Quién no ha saboreado un paquete de patatas fritas. Si es que son riquísimas. Raro es el carrito que circula por el supermercado que entre sus alimentos no lleve una o varias bolsas, incluso tamaño XXL, de patatas fritas. Las onduladas, las rizadas, las caseras, las de sabores, las saladas, las que no tienen sal?. La muestra es impresionante. Pues bien, lamento fastidiarle el gusto porque la OMS las tiene en su punto de mira endosándoles directamente parte de las muertes antes aludidas. No obstante, este organismo deja claro que se pueden usar alternativas más saludables que no afectan ni al sabor ni al coste de los alimentos.

Lo que las mamás no pueden hacer es atiborrar a sus niños a base de este tipo de alimentos que tan cómodos les resultan. Tienen que ser un poco más rigurosas, según los expertos, sobre todo a la hora de la merienda donde se sustituye la salud que proporcionan otros alimentos por patatas fritas, snacks y lo que muchos han dado en llamar 'guarrerías' comestibles. Las grasas trans han pasado a convertirse en auténticas "apestadas" de la alimentación. Cada vez son más los estudios que sugieren que su consumo está directamente relacionado con enfermedades como infarto, ictus, pérdida de memoria, hipertensión, obesidad, aumento del colesterol "malo", diabetes e incluso cáncer. Las patatas fritas, vuelvo a decir, son el alimento que se lleva la crítica más feroz.

Algo estamos haciendo rematadamente mal. No sé si la culpa la tienen la comodidad que algunas 'guarrerías' comestibles proporcionan, la falta de tiempo o ese sabor endiabladamente rico como el de las susodichas patatas o el de los donuts. Sabiendo lo que sabemos hay que mirar hacia otro lado cuando pasemos por delante de las estanterías que las contienen. Nos estamos envenenando lentamente y no nos damos cuenta o no queremos dárnosla a pesar de las advertencias. No es la primera vez que la OMS alza la voz para advertirnos del problema que no es sólo de los consumidores, también de los Gobiernos a los que la OMS ha alertado para que, con ayuda de su guía, se elimine de la alimentación de sus gobernados los ácidos grasos trans producidos industrialmente.