El cinismo es considerado una actitud de personas que mienten con descaro y defienden o practican de forma impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación.

La palabra cínico viene de la palabra griega Kyon que significa literalmente perro.

Algunos pensaban que la regeneración política de nuestro país vendría por la izquierda, la derecha va de mal en peor, y la izquierda tampoco se salva pues se ha iniciado ya el proceso de su descomposición.

Como se puede comprobar hace tiempo que, en este campo, huele a podrido en todas las direcciones. Sobran amos y faltan verdaderos dirigentes. Hoy en día la política limita por un lado con la corrupción más obscena donde casi nadie devuelve lo robado, y por otro con una palabrería hueca y simplista, donde se cobra por no hacer nada, lo que conlleva que los ciudadanos estemos cansados y desencantados de tantos fantoches que cambian de opinión cada segundo, apoyando sin sentido a unos y a otros según sus propias conveniencias, de tantos cargos innecesarios, de tanta falsa propaganda y de tanto cinismo.

Las frases que voy a citar ahora pertenecen a la teoría política defendida por el "ex dolorido" líder de Podemos:

"Porque nos duele hacer política.

Porque no vamos a convertirnos en unos cínicos, y lo pasaremos mal y sufriremos y tendremos que aguantar muchas mentiras.

Pero os aseguro una cosa, cuando no se te olvida de donde vienes, cuando estamos orgullosos de haber crecido en un barrio, cuando estás orgulloso de mirar a los ojos a la gente de tu piso porque ven que sigues viviendo en el mismo sitio, cuando saludas al panadero, cuando saludas al que te vende el periódico..."

Las frases que voy a citar ahora pertenecen a la filosofía defendida por Diógenes, el Cínico, un filósofo de la antigua Grecia.

"Cuanto más conozco a la gente, más quiero a mi perro".

"Gente, mucha; hombres, pocos".

Otro Diógenes de apellido Laercio, fue un gran doxógrafo o recopilador de biografías que vivió hace ya la friolera de diecisiete siglos y escribió una obra magna: Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, de valor incalculable ya que en los Diez Tomos que la componen se recogen numerosos fragmentos de obras desconocidas o perdidas. Pasó revista a las escuelas filosóficas desde la época de Tales de Mileto, desde el siglo VII a. C. hasta el II d. C.

En ocasiones el dato biográfico ilustra cómo cada orientación filosófica se manifiesta en un modo de vida peculiar. Otras veces reflexiona el autor sobre el comportamiento cotidiano de la gente de forma cómica o irónica.

Por ejemplo, cuando estuvo en venta como esclavo, tras ser apresado por unos piratas, Diógenes de Sinope, como ya dije, uno de los mayores cínicos conocidos, que vivió en el siglo III a. C. y le preguntaron qué sabía hacer, respondió: "Mandar, comprueba si alguien quiere comprar un amo".

El tomo VI está totalmente dedicado a la Escuela cínica. Fundada por un tal Antístenes en el siglo IV.

Los cínicos tenían como objetivo criticar los males y los vicios de la sociedad, además concebían la felicidad como vivir una vida simple, acorde con el medio ambiente, despreciaban las riquezas y las preocupaciones por lo material. Defendían la ataraxia o la imperturbabilidad.

Algunos autores antiguos los definían como gentes con "sucia melena y mirada insolente", eran algo así como seres excéntricos e incomprendidos, que tomaban como modelos para desarrollar su filosofía, a la naturaleza y a los perros, por su autosuficiencia.

Diógenes Laercio fue también un chismógrafo que nos ha dejado multitud de anécdotas de gente conocida de la época, citaré por ejemplo la del encuentro entre el otro Diógenes, ya citado, con el gran Alejandro Magno un día cuando este iniciaba su campaña para conquistar la India.

Resulta que Diógenes estaba tomando el sol a la orilla de un río, totalmente desnudo, un día gélido de invierno, (en verano se revolcaba en la arena caliente) y el gran Alejandro al pasar a su lado, se paró asombrado y le dijo que le había impresionado vivamente su fortaleza y que si podía hacer algo por él.

Diógenes sin inmutarse le contesto: "Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol, eso es todo. No necesito nada más".

Diógenes de Sinope fue además de un cínico de los de verdad, un practicante de la filosofía que defendía, el cual al parecer se suicidó conteniendo su aliento.

Hizo reflexiones también sobre la clase política de la cual pensaba lo siguiente: "Los políticos son esclavos del populacho".

También diferenciaba varias clases de personas: "Cuando observo a los médicos, filósofos y pilotos (de barcos) debo admitir que el hombre es el más inteligente de los animales; pero cuando veo a los codiciosos de fama y dinero, pienso que no hay ser viviente más necio que el hombre".

Ah, se me olvidaba, este filósofo pasó la mayor parte de su vida en un tonel al que consideraba su casa.

(Este artículo va dedicado a Felipe mi quiosquero y a los hombres y mujeres de todos los barrios).