Pero quiénes se han creído que son los podemos boys y girls, para tomar el Congreso de los Diputados como si de la cocina o el comedor de su casa se tratara? Esta gente no tiene respeto ni a símbolos, ni a instituciones, ni a nada. No se toman la política en serio y empiezan a ser cargantes de palabra y de obra. Sus actitudes chulescas y barriobajeras contrastan con las de la presidenta del Congreso obligada, un día sí y otro también, a reprender a todos los impresentables que hacen de su paso por el hemiciclo un circo. Y en el circo nacional no necesitamos más payasos.

Una de las últimas llamadas de atención de Ana Pastor ha sido a la diputada de Podemos Tania Sánchez a la que ha pillado in fraganti, comiendo una manzana en el Pleno. Lo que faltaba. Alguno que otro acabará llevándose el "tupper" con los espaguetis del día anterior o la fabada cocinada por la madre que lo parió. De ahí a llevarse el orinal, acudir un día que se les hayan pegado las sábanas, en pijama o camisón o realizar sus abluciones en pleno Debate sobre el Estado de la Nación, un paso. Con esta gente puede pasar cualquier cosa. Con sus comportamientos no hacen más que alimentar el descredito del Congreso y menoscabar su rigor y su prestigio.

Ana Pastor le está echando un par bien echado a esta legislatura difícil y rara, sobre todo desde la incorporación de tanto botarate y tanto payaso como pulula hoy en día por la política nacional, sin que la política local e incluso autonómica se vean libres de semejantes personajes. La presidenta, con esa retranca suya comentó de viva voz: "Si alguno de ustedes tiene la glucemia baja y quiere tomar algo, hay una cafetería al fondo del hemiciclo, lo digo porque no parece muy normal que se coma en la Cámara Baja".

Caramba con Tania Sánchez, vaya compañera de camino se ha buscado Errejón para su candidatura madrileña. Podrían rodearse de gente con sentido común, pero no, prefieren hacerlo con lo peor de cada casa. Por cierto, lo del "tupper" que decía antes no es algo lejano, porque dos escaños más allá del ocupado por la ex novia de Pablo Iglesias, podía observarse un recipiente ad hoc que en otro momento debió contener algún tipo de alimento. Como no podía ser de otra forma pertenecía a otro ínclito miembro de la formación morada, a un podemita que ha confundido el Congreso con una romería y se llevó la tortilla con pimientos para darse el gusto.

Qué hemos hecho para merecernos semejantes comportamientos. Quizá ser demasiado tolerantes. Quizá no mostrar la firmeza debida ante la falta de respeto de quien se han tomado la política a broma o como vehículo para hacer realidad sus sueños de grandeza, con mansiones, coches de lujo, motos de gran cilindrada y algún que otro barquito y no de papel pero sí con un buen velamen, anclado en el pantalán de cualquier puerto deportivo. Es lo que están haciendo. Que se lo pregunten a Iglesias y Garzón que también se ha convertido en propietario de un inmueble de doscientos mil euros. Que lejos quedan las acampadas de la Puerta del Sol, las soflamas y proclamas de todos estos que les metieron los perros en danza cuando lo único que buscaban es lo que por fin tienen. Y ahora para rematar, la Eva morada mordiendo la manzana de la discordia que provocó, con razón, el enfado de la presidenta. Vivir para ver.