Vamos a situarnos. Nacido a finales del XIX y fallecido en 1943, Daniel Cardona i Civit fue al parecer un político español de Barcelona, defensor de la independencia de Cataluña, sin duda uno de los miembros del independentismo más activos y partidario de la insurrección armada en las décadas de 1920 y 1930. Este tipo es el referente de Quim Torra, presidente de la Generalidad de Cataluña o algo así. Cardona llegó a formular afirmaciones tales como "Un cráneo de Ávila no será nunca como uno de la plana de Vic. La Antropología habla más elocuentemente que un cañón del 42". Si los paisanos nuestros de Avila son así, qué pensaría el tal Cardona de los habitantes de Burkina Fasso.

De la mano de Puigdemont y a partir de ahora, de Torra que asume los postulados de Cardona como suyos, Cataluña avanza de forma imparable hacia el supremacismo ario. El racismo y la xenofobia lo están practicando ya con los nacidos en cualquier punto de España que no sea Cataluña. Y ya puestos, contra los habitantes de cualquier país de la Europa común que no esté de acuerdo con los postulados secesionistas. Yo no sé usted, pero yo estoy harta de que esta gente insulte, ningunee y menosprecie a los ciudadanos españoles considerándonos prehistóricos cuando en realidad los verdaderos neandertales y cromañones son ellos.

Pero eso no es lo peor, lo peor es el supremacismo que practican, su acercamiento a los postulados nazis. Para Torrra y el difunto Cardona, los españoles representamos algo así como el 'peligro judío' que relata Hitler en su primer libro "Mi lucha" (Mein Kampf, en alemán). Por cierto, este libro que debiera haber desaparecido, está siendo uno de los más vendidos en Italia. Si Hitler quiso erradicar de la faz de la tierra a los judíos, los independentistas catalanes pretenden hacer lo propio con los españoles. Si consiguieran sus pretensiones, luego vendrían sus anhelos de expansión y acabarían haciendo, la historia es cíclica, lo que hizo el Führer de norte a sur y de este a oeste en Europa.

No sé cómo serán los cráneos de los catalanes con la mayor pureza racial, los cráneos de los abulenses son normales, de gente bondadosa como aquel pastor horcajadeño que dio lugar a una leyenda. Mire por donde abulense fue Adolfo Suárez, precisamente el ciudadano español de Avila que aprobó el decreto de restablecimiento provisional de la Generalidad de Cataluña, además de nombrar presidente a Josep Tarradellas, entonces en el exilio. Mira si los cráneos de Ávila son más plurales y tolerantes. Por eso me sorprende o puede que no, que esta gente se crea superior al español en el aspecto racial entre otros aspectos. Si no hubiera sido por los españoles ni existían.

Quim Torra podría tener otros referentes menos cerriles, menos soberbios, más tolerantes, abiertos y cercanos. No tienen perdón por lo que han hecho de aquella Cataluña de acogida donde todos, extremeños, castellanos, andaluces, gallegos y catalanes, convivían en paz y arrimaban el hombro para hacer de Cataluña y en concreto de Barcelona, una región y una ciudad equiparables a la tierra prometida y no como ahora. Ojalá que todo el oprobio caiga sobre ellos, sobre los que cobardemente se esconden en Bélgica, Alemania, Suiza y Escocia y sobre los Torra que en Cataluña son y que hay que combatir con todas las herramientas que proporciona el Estado de Derecho.