Las orejas y la nariz crecen durante toda la existencia. Las orejas, piensa uno, para paliar la pérdida auditiva inherente al envejecimiento. La nariz, debido a las mentiras que acumulamos a lo largo de los años. Mentimos mucho, esa es la verdad. Llevamos miles de años haciéndolo y lo hemos perfeccionado de tal modo que ahora llamamos posverdad a un tipo de mentira que resulta de hibridar lo cierto con aquello que podría haberlo sido. Se trata, en fin, de un experimento genético que produce verdades a la carta. Usted se levanta un miércoles cualquiera con la necesidad de que haya sucedido algo que no ha sucedido si no en su imaginación. ¿Cómo lograr que ocurra también fuera? Con el teléfono inteligente. No es que haya una aplicación específica (todavía), pero si usted entra en Google y teclea su deseo, hallará de inmediato la noticia que esperaba conocer.

Supongamos que usted, por razones que no vienen al caso, preferiría que la Tierra fuese plana. Pues escriba esa frase en el buscador de Internet: "La Tierra es plana". De inmediato aparecerán en su pantalla miles de informaciones que certificarán esa creencia insólita. Hay, por ejemplo, un canal de YouTube con casi cien mil seguidores que lo demuestra de forma palmaria. Significa que el terraplanismo existe como doctrina filosófica o geofísica, ignoro en qué categoría colocarla, y que goza de numerosos testimonios formulados con un lenguaje perfectamente técnico, como el del famoso voto particular expresado por uno de los magistrados en la sentencia de La Manada. En efecto, si usted prefiere que el texto de ese voto, lejos de ser literatura pornográfica, sea de carácter técnico, incluso politécnico, busque y hallará numerosas afirmaciones que apuntan en esa dirección.

Del mismo modo que no sabemos en qué momento se jodió Perú, resultaría imposible señalar la fecha de la aparición de la primera posverdad. Personalmente, me atrevería a decir que quienes demostraron que el ser humano jamás pisó la Luna fueron los precursores de esta tendencia consistente en convertir una mentira a secas en una verdad alternativa. Ello implicó un salto cognitivo brutal en el que nos hemos instalado con una normalidad increíble. El desnormalizador que nos desnormalice buen desnormalizador será.