Hemos discutido muchas veces sobre la posibilidad de implantación del coche eléctrico, la autonomía de las baterías, el coste de adaptación de los aparcamientos a la necesidad de recarga y un sinfín de facetas más relacionadas con este apasionante tema.

Sin embargo, hay un pequeño detalle que nadie ha querido tratar aún, así que vamos a darle un pequeño repaso: los impuestos.

El impuesto de hidrocarburos supuso en 2016 una recaudación de 10.556 millones de euros. ¿No está mal, eh? Para hacernos una idea de su peso, digamos que el impuesto sobre la electricidad recaudó 1.290 millones, el impuesto a las bebidas alcohólicas 783 millones el mismo año, el impuesto especial sobre la cerveza 303 millones, y el impuesto sobre el tabaco 6.677 millones. El Impuesto de Sociedades, es decir, lo que pagaron todas las empresas de España supuso 21.678 millones.

Por tanto, un mundo sin humo (ni tabaco ni motores), vendría suponiendo una merma de unos 17.200 millones de euros al año, redondeando cifras.

¿De veras estamos pensando que un impuesto que paga él sólo la mitad que todas las empresas de España va a desaparecer cuando convirtamos los coches en enchufables?

¿Creéis en serio que los cálculos actuales de precio por kilómetro son realistas, cuando se realizan en base al actual impuesto sobre la electricidad?

A ver, seriedad: la gasolina y el diésel tienen el precio que tienen porque el 70% de su precio son impuestos. ¿Cómo pretendemos que los coches sean eléctricos, recargarlos con paneles solares en casa y que esos ingresos tributarios desaparezcan?

Los cálculos de viabilidad del coche eléctrico son simples quimeras porque evitan el escollo económico más doloroso: la fiscalidad. Con suerte, con muchísima suerte, conseguiremos que la electricidad de los coches pague los impuestos que ahora pague la gasolina, y con mala suerte, que es la que siempre tenemos en estos temas, subirán a precio de gasolina todos los impuestos eléctricos y pagaremos también una burrada por enchufar la nevera en casa.

Lo demás son brindis al sol. Un sol que, desde luego, nunca permitirán que nos salga gratis.