La cobardía es tu amor? Aprecia sin vértigo la extensión de tus deseos, verás que el navío de la voluntad se eleva y sin darte cuenta serás capaz de pedir consejo al horizonte.

Inventé el amor de nuevo, sus delicadas manos me habían seducido. Le otorgué apariencia de tranquilidad; le llevé al desierto para ver quimeras... Era hermoso, cuando yo le decía: "Te deseo", él únicamente se quedaba jugando con sus desvaríos; manoseando a la duda se pasó muchas noches; el destino recompensa al valiente y le invita a ver el espacio abierto del infinito. ¿Nos recogerán entre los náufragos? Sin valor suficiente para amar y aún así flotamos de lejos, por encima de la acción está el pensamiento. Y por encima de la retórica está la voluntad.

Sí, aún siento la sensualidad de tus besos. Dices que quieres amar igual que los místicos... No confundas las agitaciones que vienen del carácter con la mística. Las pasiones van unidas a la carne, perturban los sentidos y alteran el juicio. Desde el día que nos amamos, ya hace tiempo, advierto que no sólo el físico goza. La pasión arraigada altera el alma y encoleriza el miedo. El tiempo habla, hace sonidos que se asemejan a ruidos, nos confirma que la duración de la vida es corta y nos recuerda que no debemos esperar a yacer inertes para amar.

Tengo prisa de amarte, en las cuestiones del corazón, la tranquilidad es el retiro de la pasión y ya sabes que en estas cosas padece el ser entero. ¿Nuestra pasión está en transición?

No te impongas alejarte, jamás existió peor castigo que renunciar a amar. Quiero adormecer en tu prosa, pero también en tus brazos. Quiero darle a la pasión un sólo nombre: el tuyo. Quiero ser la conveniencia de tu excitación y amarte, no me he fijado ningún propósito, bueno sí: mirarte a los ojos a la mayor brevedad.

Cuanto más pura es la inteligencia, menos amor admite. La razón confunde al instinto y encoleriza a la decisión. ¡Maldita razón! ¡La tuya!

Amor, temo que la tempestad de la muerte te ahogue, con viento suave te arrebatará y yo moriré entre la arena y las conchas. Ven, ven a dominar mis labios, cayeron en la poesía por ti. Agregan versos de melancolía cuando la perturbación de la ausencia se hace visible.