Bajo ningún concepto puede el gobierno de España y el partido que lo sustenta, claudicar ante las exigencias nacionalistas por un "quítame allá esos presupuestos". Para aprobar los Presupuestos Generales del Estado, el Gobierno necesita el apoyo del Partido Nacionalista Vasco. Como en otro tiempo hiciera CiU, el PNV también quiere sacar tajada de su tibio e interesado apoyo. Y eso se consigue pidiendo incluso el cielo, lo que hay que hacer es no alcanzárselo. No se puede hipotecar, por ejemplo la gestión de la Seguridad Social, por unos presupuestos que, por muy importantes que sean, van a durar lo que dure el Gobierno.

El Gobierno de España ni puede claudicar ni puede sucumbir a ese chantaje. Porque eso es lo que quieren Erkoreka, Urkullu y el PNV, ¡como Dios! De ahí a reivindicar su eterna aspiración, un paso. No hay que facilitárselo. Ahí el PSOE, sin por ello tener que apoyar las políticas del PP, debería realizar un acto de generosidad porque puede que mañana, cuando sea, a ellos les ocurra algo parecido. Y sienta muy mal, como una patada en el culo, pensar que se pueden hacer determinadas concesiones a los partidos nacionalistas. Mire lo que ha pasado con Cataluña, tantos años y tantos gobiernos consintiendo y mirando para otro lado para devenir en lo que ha devenido.

El PNV se agarra al clavo ardiendo que para ellos suponen las manifestaciones de los pensionistas. Piensa Urkullu que ellos gestionarían mejor la Seguridad Social. Hay otras treinta y seis transferencias pendientes que también acabaran pidiendo. Pedid y se os dará, dijo el Señor, sabido es que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. Y en eso hay que ser francamente virtuosos. Hasta donde yo recuerdo, ningún Gobierno central del PSOE o del PP ha aceptado conceder hasta ahora esa previsión del Estatuto de Autonomía para preservar la llamada caja única de la Seguridad Social. Los del PNV, que se las saben todas, conscientes de la virtud de no dar, hablan de fórmulas intermedias tales como la cogestión.

El PNV no pide, el PNV exige y se lo hace al presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy a quien ha solicitado una reunión para hablar de fruslerías tales como la Convocatoria de la Comisión Mixta de Transferencias, amén de concesiones varias como la transferencia de aeropuertos. ¡Y un piano por dos reales! Ahí es donde el Gobierno tiene que mostrar cintura y no dejarse vencer ni convencer. Esta ofensiva para arrancar concesiones no logradas hasta ahora no puede dar fruto alguno. La factura a pagar sería inmensa.

El Gobierno debe andar con pies de plomo en eso de conceder sus reivindicaciones a los nacionalistas. Sobre todo estos últimos tiempos y mirando de soslayo a las encuestas. Y si no que se aplique el consejo del sabio aquel: "Jamás cambies lo que más quieres en la vida por lo que más deseas en el momento, porque los momentos pasan, pero la vida sigue". Pues eso, señor Rajoy