Ya en el siglo VIII antes de Cristo, en Grecia un poeta ciego llamado Homero escribió un poema épico titulado La Odisea, en el que narraba el viaje de regreso del gran héroe de su país, Odiseo (en latín Ulises), a su hogar en Ítaca, donde lo esperaba tras 10 años de ausencia su esposa, rodeada por diversos pretendientes que querían hacerse con el reino, pensando que su marido nunca regresaría.

En el Canto XII del poema, relata la historia de Ulises y las Sirenas, donde la diosa y hechicera Circe, quien convertía a sus enemigos en animales, los previene de los numerosos peligros con los que se encontrarán. Primeramente, pasarían cerca de la isla de las Sirenas, que encantaban a los hombres desde la lejanía, y les dice "Loco será quien se detenga a escuchar sus cánticos (?) las sirenas les encantarán con sus frescas voces. Pasa sin detenerte después de taponar con blanda cera las orejas". Para evitar el peligro Ulises les pide a sus compañeros que lo hagan y él se ata al mástil de la nave, suplicándoles que no lo suelten, para evitar así su muerte. Todos los que los escuchaban acababan estrellando sus barcos contra las rocas, naufragando y muriendo.

No sabremos nunca las palabras que escuchó Ulises que lo dirigían inconscientemente hacia un destino inexorable, para querer disolverse en la nada y desaparecer, abandonando a su familia y amigos, para renunciar a su proyecto de vida y sumirse en el caos. Pero sí se hace patente en la mitología griega el simbolismo de los cantos de las sirenas, que no es otro que el poder del espejismo y el hechizo para apartar al hombre de su camino.

Lo más interesante del subterfugio inventado por Homero para salvar a su héroe, fueron las consecuencias de tal hecho, pues las sirenas tenían que cumplir una ley terrible, en caso de no conseguir la muerte de los navegantes, una de ellas debía morir y le tocó en suerte a Parténope, que se lanzó al mar y este devolvió su cuerpo a tierra. Fue enterrada como correspondía con grandes honores, además le construyeron un hermoso templo al lado del cual se fundó un pueblo con su nombre Parténope, que mucho tiempo después se convertiría en la ciudad de Nápoles.

Ya en pleno siglo XX otros escritores reflexionarían sobre nuevos conceptos a partir de los presupuestos antiguos. Baste citar a Elías Caneti quien escribiría un libro titulado Masa y Poder, donde analiza los distintos tipos de masas y las estrategias de control y poder por las que los políticos pueden convencer a las mismas o a Jaron Lenier, quien además de informático, creador del concepto de realidad virtual y compositor musical, ha explicado en muchas de sus obras los posibles efectos de la universalización de Internet.

Uno de sus libros más leídos publicado en 2010, se titula: Contra el rebaño digital: Un Manifiesto, al cual en un principio llamó: You Are not a gadget (Usted no es un artilugio), léase herramienta.

Es un grito contra el desamparo en el que nos vamos sumiendo sin darnos cuenta, los usuarios de las redes tecnológicas. Donde admitimos todo lo que aparece en ellas sin apenas plantearnos la manipulación constante a la que estamos sometidos.

Estamos pasando de ser seres con conciencia individual y crítica, a masa y de ahí a esclavos reticulares, en los que cada vez más, se desdibuja lo personal y lo individual a fuerza de borrar el rastro de las personas, para dar paso a la sumisión sin cortapisas ante la tecnología, donde se da desmesurada importancia a los bulos, a las falsas noticias, a la información rápida e inexacta. Así es como paulatinamente, vamos convirtiéndonos en menos dueños de nuestras vidas y de nuestra privacidad, aceptando sin oponernos a nada de lo que se programa, todo lo cual previamente es pensado para dominarnos mentalmente y que es controlado por las grandes multinacionales de la información.

Así también se va creando una mente-colmena donde se defiende la sabiduría de rebaño, el gregarismo de la tribu.

Lanier al darse cuenta de todas estas inquietantes posibilidades de futuro, nos anima a que nos paremos a pensar en lo que de verdad queremos hacer con toda esta información que antes casi de ser generada desaparece. El mismo constata que los que dominan las redes, son dirigentes que juguetean con nuestra conciencia y con nuestra forma de vida, manipulando nuestra experiencia cognitiva directamente, no a través de la discusión. La forma de desarrollar la red invade directamente la comunicación de las personas deformándola y fragmentando las relaciones humanas.

Todo ello desembocará en un nuevo tipo de totalitarismo, donde los hombres no tendrán necesidad de pensar, según defiende este claro precursor del humanismo digital.

Critica claramente la aceptación de cualquier idea o teoría si no se realiza una reflexión previa.

Porque el mayor problema de una teoría (especialmente de una ideología) no es que sea falsa "sino que se proclama un camino único y totalmente completo a la comprensión de la vida y de la realidad". Paralizar las diferentes formas de pensar es la mejor manera para que se echen a perder los seres humanos.

En este sentido Lenier, inquieto y preocupado por los posibles efectos negativos sobre la sociedad humana, ha seguido escribiendo más sobre el tema, como el ensayo ¿Quién controla el futuro?, en el que defiende que, si deseamos tener servicios gratuitos, pagaremos un alto precio sin querer enterarnos, ya que nuestros datos, nuestras aficiones, ideologías, pensamientos, nuestra mente y nuestro espíritu, estarán a disposición de quienes manejan las redes, a estas empresas las llama "servidores sirena". Esas empresas serán las que verdaderamente posean el control del mundo a través de todos los centros de datos, el Big Data, para saber todo acerca de nuestra andadura vital y su posterior utilización.

Paradójicamente la sociedad está cambiando a pasos agigantados, han empezado a desaparecer las clases medias, y la brecha entre ricos y pobres cada vez se hace más grande y eso depende de ese tipo de control. Lo peor es que no se están tomando medidas para encauzar debidamente este cambio.

Llegados a este punto quizás tendríamos que pararnos a pensar en silencio, qué es lo que conviene al ser humano y debamos volver los ojos al pensamiento antiguo y al humanismo, para no perdernos en el camino de la vida, convertidos en animales o artilugios, reflexionando sobre las palabras del poeta ciego: "Loco será quien se detenga a escuchar sus cánticos (?) las sirenas les encantarán con sus frescas voces. Pasa sin detenerte después de taponar con blanda cera las orejas".