De odio iban sobrados los jóvenes de la izquierda abertzale que en octubre de 2016 agredieron a dos guardias civiles de paisano y sus parejas en el bar Koxka de la localidad navarra de Alsasua. Los agentes y sus parejas resultaron contusionados con lesiones de diversa consideración además de recibir amenazas de un terrorismo que creíamos ya superado. La Audiencia Nacional juzga a los ocho jóvenes implicados que se enfrentan a penas de entre 12 y 62 años de cárcel. Y tiene que hacerse justicia por fuerza. A nadie le puede salir gratis ni un delito de odio ni un delito de enaltecimiento del terrorismo. Ya hemos pasado lo nuestro en aquellos duros y horribles años en los que, por cierto, siempre caían del mismo lado, del lado de la Guardia Civil, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Sólo alguna vez compensaba saber que manejando un artefacto, éste le había explotado en las manos al terrorista de turno con resultado de muerte.

El pasado sábado, convocada por los familiares de los encausados, se celebró una manifestación que contó con el apoyo oficial del Parlamento de Navarra, Geroa Bai, EH Bildu, Izquierda-Ezkerra, los sindicatos Comisiones Obreras y ELA y, como no podía ser de otra forma, también Podemos. Conocida es la animadversión de Pablo Iglesias hacia la Guardia Civil. Animadversión que ha dejado patente en multitud de ocasiones con "perlas cultivadas" en las que se pone de manifiesto un poso de odio y su deseo, llegado al poder, de abolir a tan importante, necesario, leal, valiente, eficiente y eficaz Cuerpo de Seguridad. No sé si eso tiene que ver con la actuación de la Guardia Civil con respecto a algún pariente fuera de la ley del líder de Podemos. La Justicia debe ser igual para todos.

El sentimiento de odio de Pablo Iglesias hacia "los uniformes" es enfermizo. Los uniformes que para él están bien son los de Cuba, Venezuela y Rusia. Los demás no cuentan. Son fuerzas represoras cuando no invasoras. Madre mía, si no fuera por los "uniformes" si no fuera por la Guardia Civil que por Tierra, Mar y Aire, vigila y cuida, que en empresas arriesgadas por salvar al prójimo han llegado a perder incluso la vida o la salud. ¡Bendita Guardia Civil! Al aplauso en el Ramos Carrión, el más prolongado de su historia, el más cálido, el domingo de Ramos, durante la entrega del Barandales de Honor, le remito. Yo estaba allí. Al público le salió del alma y de la gratitud.

Pablo Iglesias no puede vender un mensaje en Madrid y hacer todo lo contrario en Cataluña y Navarra. La disociación de este chico es enfermiza. Le encantaría hacer de España una nueva Venezuela. Que sepan de una vez por todas, que los venezolanos exiliados en España, le echan buena parte de culpa de lo que sucede en su país a este, al Monedero y a todos los que fueron a "asesorar" al gobierno Maduro, porque no lo supieron hacer y sólo sacaron en claro la pasta gansa que se llevaron del país. Un dinero sucio que no puedo emplearse para lo básico de la población.