El 21 de abril la Iglesia celebra la memoria de San Anselmo, nacido en 1033 en Aosta (Piamonte), monje benedictino que llegó a Inglaterra, donde fue elegido obispo de Canterbury (se lo conoce indistintamente con los nombres del lugar de nacimiento y episcopado). Luchó por la libertad de la Iglesia, siendo desterrado dos veces por ello. Gran predicador y reformador de la vida monástica, escribió obras fundamentales para la Teología cristiana, como el "Monologion" y el "Proslogion". Murió el 21 de abril de 1109 entre los monjes cantuarienses. En la segunda obra citada, Anselmo se dirige así a Dios: "Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca; porque no puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes, y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas. Deseando te buscaré, buscando te desearé, amando te hallaré y hallándote te amaré".