Comienza a ser preocupante la hispanofobia de que hacen gala no sólo los independentistas catalanes, también los baleares y algún que otro grupúsculo valenciano. Los de lengua parecida no parecen haber entendido nada. No se han dado por enterados de la negativa de Europa al secesionismo. Se han quedado con lo que ha hecho ruido y a lo que más punta le han sacado, las palabras de una ministra teutona que no sabía lo que decía y la decisión de un juez de provincias, que no toda una corte, que tampoco parece haber entendido nada. Me gustaría ver a ese mismo juez si alguien propusiera la segregación de Baviera.

Los más importantes dirigentes europeos han hablado dejándolo bien claro. No a la división de Europa. Incluso la prestigiosa Fundación Konrad Adenauer ha expuesto, en un artículo publicado en un conocido diario alemán que el Tribunal Superior de Justicia de Scheleswig-Holstein se ha excedido en sus competencias con la Euroorden de detención y entrega de Carles Puigdemont emitida por España y elogia la democracia española que no sólo permite al fugado de la Justicia presentarse a las elecciones en España, sino que además le paga, algo que "en Alemania sería impensable".

El artículo titulado "Cataluña y el declive de la Unión Europea", no tiene desperdicio. Según el autor del texto no será difícil prever que el comportamiento de Alemania frente al separatismo catalán será conocido en el futuro como una de las causas del declive de la Unión Europea. Todos los dirigentes democráticos están de acuerdo, tal y como también ha expresado Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo. Lo inconcebible es que se arruine de forma tan injusta, de forma que muestra un desconocimiento total de la realidad nacional, el espacio de confianza europeo. Y si se pierde la confianza, ya no queda nada.

El gobierno balear está rizando el rizo y el alcalde de Palma está contribuyendo a ello. Lo ha dejado bien claro durante su participación en una mesa redonda en la que han reivindicado los valores de la II República y el derecho a decidir como país. ¡Toma ya! Esta gente vive en el pasado. Cuando no mentan a Franco, mentan a la II República.

Para dar más que hablar, además de exigir el catalán para ejercer la profesión sanitaria en cualquier hospital público de la isla, ahora también exigen el catalán para tocar en la Orquesta Sinfónica de Baleares. La socialista Francina Armengol se está retratando ella sola. A ver qué dice el señor Sánchez tan puntilloso con los demás. Por cierto, en la orquesta en cuestión más de la mitad de sus miembros son extranjeros, empezando por su director que es japonés y que dirige a sus músicos en inglés. Ah!, bueno, pero si es en inglés no importa, lo que importa es que no lo haga en español. Si estas y otras cuestiones de igual o parecido calado no forman parte de la hispanofobia creciente en Baleares, por favor, que baje Dios y resuelva.