Dentro de un centro comercial de empaque, en un pasillo lateral reconvertido, el barrio chino, con un poco de todo: ahí está la cultura -únicamente guarda cierta dignidad el libro-, y si el espacio de la música es pequeño, el de la clásica es sólo un estrecho expositor. Nunca da uno con lo que busca, pero si tiene en mente tres docenas de opciones, alguna cae, y hay un premio a la curiosidad del consumidor leal al soporte clásico, reacio a entregarse de lleno a spotify: la cotización de la música en los mercados marginales de rebajas. No hablo de cotización alta, sino de oscilaciones de valor (suponiendo que el que marca las ofertas tenga en cuenta la demanda): fuera de mercado la vanguardia del siglo XX, baja cotización los que, de ese siglo, mantuvieron algo del XIX, buena cotización romanticismo, clasicismo y barroco (Bach es como el valor-oro). La gente sigue soñando en pasado.