Nada que ver con la famosa película de Quentin Tarantino. El título me viene al pelo para hablar de los comités que en Cataluña agitan el soberanismo, como si el soberanismo fuera la solución al problema de identidad que tiene Cataluña. No se trata de que entren por aro alguno como han manifestado algunos. Se trata de que sean coherentes, leales y honestos con la realidad del país al que pertenecen y que no es otro que España. No se pueden mover unas fronteras así como así, como pretenden los independentistas. Por muchos canticos y muchas peregrinaciones que quieran hacer a la meca carcelaria de Alemania para jalear o reivindicar a Puchimon y demandar la libertad del resto de encarcelados. Ni Europa ni el resto del mundo democrático ha caído en las redes, en las falacias del independentismo. Nadie ha mostrado su apoyo a un "proceso" que ha llevado a Cataluña al abismo.

El 1-O se cargaron las tintas hablando de la actuación policial, mostrándose como víctimas de la "brutalidad de Estado español", haciendo fotomontajes, dándole la vuelta a la realidad, utilizando a niños, algunos de ellos bebés, como escudos humanos, poniéndolos permanentemente en peligro y muchas más cosas que se han silenciado o no se han contado como se debía. Nada se dijo entonces de los CDR, siglas tras las que se amparan los promotores de las acciones de violencia que cada vez con mayor intensidad se vienen sucediendo en todo el territorio catalán. Los Comités de Defensa de la República están actuando con verdadera violencia. Son una organización pantalla de Arran, las juventudes de la CUP de Colau, parecidas a Jarrai, que siguen el modelo de los Comités de Defensa de la Revolución cubanos.

Las acciones de estos Comités, como ya he dicho, se vienen sucediendo en Cataluña con mayor intensidad si cabe. Estos "soldaditos", en su mayoría estudiantes de Secundaria, unos chavales, cuántos de ellos menores, se emplean a fondo. Son capaces de todo. Lo demostraron la pasada Semana Santa cortando los accesos por carretera que comunican Francia con España. Sólo necesitaba el independentismo que nos tacha a los demás de franquistas, de tener algo así como una especie de "juventudes hitlerianas", educadas en las doctrinas raciales y eugenésicas del Tercer Reich y entrenadas para la guerra.

Estos Comités son violentos sociales que abogan por desestabilizar Cataluña y lo están consiguiendo gracias a la pasividad de quienes tienen el poder de acabar con esta situación. Son los propios catalanes quienes se están cargando esa comunidad en otro tiempo envidiada y envidiable. Una comunidad que ha dejado de ser el motor de España. Porque ese motor lo ha gripado definitivamente el nacionalismo recalcitrante que sigue empeñado en no ver la realidad y que ahora apoya a estas juventudes que pecan de descerebradas. Y ya se sabe qué pasa cuando no hay cerebro.