Hasta la entrada en vigor de la actual Constitución Española de diciembre de 1978, hubo en nuestro país varias Constituciones que podíamos contar desde comienzos del siglo XIX. Alguna Constitución no pasó de proyecto, otra no llegó a ser promulgada, ninguna fue íntegramente aplicada, varias tuvieron muy corta vigencia y todas tuvieron una vida zozobrante según comenta el Catedrático de Derecho Político Antonio Torres del Moral.

Partiendo de la que se llamó Constitución de Bayona de 1808, un Estatuto otorgado por José Bonaparte, que hizo impopular el régimen constitucional, los deseos de reforma venían siendo especialmente sentidos por la clase media política desde mediados del siglo XVIII hasta la Constitución de Cádiz de 1812.

A finales del siglo XVIII, la Revolución francesa provocó una retracción en el Gobierno español, llegando incluso a cerrar las Cortes cuando habían sido reunidas para jurar al Príncipe de Asturias. Todo ello produjo un cambio en la sociedad española que la hizo diferente a la del Antiguo Régimen. La sociedad del Nuevo Régimen buscaba la igualdad formal de los ciudadanos, con eliminación de los privilegios. La abolición del régimen señorial, la supresión de los maestrazgos, la desamortización de las propiedades eclesiásticas, sentaron las bases de una democracia que en las Cortes de Cádiz se puso de manifiesto para la puesta en marcha del régimen constitucional español que se iniciaba con la Constitución de Cádiz de 1812.

La Constitución de 1812 tuvo fases de incierta vigencia, por los tiempos de absolutismo monárquico, hasta la muerte de Fernando VII. Puede decirse que fue una Constitución liberal avanzada para su época y modelo del liberalismo en Europa.

El periodo Isabelino, 1833-1868, estuvo jalonado por tres textos constitucionales: El Estatuto real de 1834 y las Constituciones de de 1837 y 1845, más la Constitución no promulgada de 1856.

En el Sexenio Revolucionario, en el que se destronó a Isabel II, se coronó a Amadeo de Saboya, hubo una fugaz I República y terminó con una Dictadura, podemos contar como Texto Fundamental la Constitución de 1869, ya que la República no consiguió aprobar su propia Constitución que quedó en mero proyecto.

Llegado el periodo de la Restauración, 1874-1931, la Constitución de 1876 buscó una solución política con el bipartidismo y turnos de Gobierno. A las muertes de Cánovas y Sagasta, el régimen Restauracionista hace crisis acentuada por el excesivo protagonismo de Alfonso XIII, que desemboca en la Dictadura de Primo de Rivera.

Se inicia la Segunda República con la nueva Constitución de 1931, cuya vigencia no llegó más allá de la sublevación militar de 1936 con una Guerra Civil que duró tres años.

El Régimen de la Dictadura franquista estuvo orientado por siete Leyes Fundamentales, cuyas normas, a decir de muchos, eran totalitarias o fascistas. La política de Franco tuvo cuatro etapas muy definidas:

1ª, 1936-1942: Seis años de periodo bélico-totalitario.

2ª, 1942-1955: Doce años en pro de aliados.

3ª, 1955-1966: Diez años de desarrollo económico e institucional.

4ª, 1967-1975: Nueve años de crisis del Régimen.

Llegada la época democrática con la Constitución de 1976 y próximo a cumplirse cuarenta años de su vigencia , los españoles venimos disfrutando de unos derechos fundamentales amparados por la Carta Magna que no ha tenida más reformas que la de 1992, para añadir al artículo 13.2 la palabra "y pasivo" refiriéndose al derecho de sufragio en las elecciones municipales.

Hubo otra reforma en septiembre de 2011, por la que se introducía en el texto del artículo 167 el concepto de "estabilidad presupuestaria".

En la actualidad, el artículo 155 está siendo objeto de polémica entre los partidos políticos por su vinculación a la grave situación que se está viviendo en Cataluña, al no permitir a los independentistas la arbitrariedad que pretenden de convertirse en república independiente.