El futuro de las pensiones sigue siendo el tema de conversación favorito de Pedro Sánchez. Es un tema éste difícil que invita a la demagogia. Alguno se está empleando a fondo. El líder de los socialistas insiste en que los bancos deben contribuir con sus beneficios al sostenimiento del sistema público de pensiones, ya que los 13.500 millones de beneficios registrados el pasado ejercicio se apoyan en un rescate previo. Eso es verdad. Hubo rescate. Lo que este señor no puede hacer con su propuesta es jorobar al prójimo representado en los clientes, todos los clientes, de los bancos, todos los bancos.

Quizá el señor Sánchez no ha caído en la cuenta de que esa contribución de los bancos acabaríamos pagándola todos los españoles, o sea, todos los clientes de los bancos. Señor mío, la banca siempre gana. Con cobrarnos más por el mantenimiento de nuestra cuenta, por añadir más euros a cualquiera de las muchas operaciones que se llevan a cabo, tan contentos. La banca española no está dispuesta a realizar sacrificio alguno al respecto. Y si lo realiza, en apariencia, será a costa de sus clientes. Que Sánchez no se crea que todas sus ideas son realizables. Por la vía del impuesto no hay solución.

"Rescate por rescate, es de justicia social", insiste Sánchez. Y seguro que tiene razón, si no fuera por la segunda parte en cuya lectura no ha reparado. Desde la oposición se ven las cosas de manera muy distinta. Hay que bajar al ruedo. Y, sobre todo, hay que dar de lado a la demagogia en la que últimamente se cae con tanta frecuencia. Esta insistencia de Sánchez me recuerda al anuncio protagonizado por Matías Prats que ya resulta tan pesado. Su "permítame que insista" es aplicable a la obstinación del líder socialista.

Negar que el impuesto que pide con tanta insistencia pueda ser repercutido por las entidades financieras a sus clientes es pecar de imprudencia. Y un líder político no puede ser imprudente porque arrastra a muchas personas que pueden caer en ese o en cualquier otro abismo de los muchos que se abren a nuestro paso. Cuando no es por unas cuestiones, es por otras, estamos abocados a sortear todos los impedimentos que vamos encontrando en el camino. Pues claro que hay que buscar alternativas y dejar de ningunear a los pensionistas y sanear la caja de las pensiones, pero, por favor, propuestas viables, propuestas razonables, propuestas sin costes añadidos.

Cierto es que también tiene razón cuando asegura que los beneficios de ese sector en concreto en el año 2017 fue del 50% con respecto al año anterior, pero es que también debe tener en cuenta que los bancos no han nacido para el ejercicio de la solidaridad y que sólo reparten beneficios entre sus accionistas, los demás no cuentan o cuentan muy poco. Desde luego que hay que apoyar, que hay que ayudar a los pensionistas, que hay que sacarles de la miseria en la que algunos malviven después de haberse dejado la vida en el tajo, pero nunca con propuestas que salgan caras al resto de ciudadanos.

El "permítame que insista" de Sánchez al respecto es preocupante, y lejos de lo que vende su gente y por muchas ganas que todos les tengamos a los bancos, no ha sido saludada con el respaldo generalizado que nos quieren vender.