A l personal del Servicio de Urgencias del Hospital Virgen de la Concha

La solución a cualquier problema humano bien sea profesional, de amistad, familiar, ciudadano, o de cualesquiera otros compromisos y obligaciones; viene condicionado, en buena medida, por la rapidez, por la inmediatez, por la urgencia, etc., que las gentes se tomen en el cumplimiento de sus respectivos quehaceres, como en las actitudes que se adopten para una pronta satisfacción de las necesidades y demandas a las que se tenga que atender; todo lo cual contribuye a una más rápida e inmediata satisfacción de las demandas de nuestros semejantes; como a un mejor aprovechamiento de todo tipo de recursos implicados como son los conocimientos y saberes del oficio y los medios materiales precisos a tales fines, entre otros.

La educación, como siempre, es fundamental para que los profesionales cumplan con la debida diligencia sus tareas, pues, generalmente, con su ejercicio se contribuye a lograr un mayor bienestar colectivo, haciendo la vida más confortable, evitando sufrimientos, facilitando el trabajo de otros, ilustrando y formando a la infancia y la juventud, para lograr que las nuevas generaciones superen a las anteriores, etc. Es que la educación debiera implicar tomar conciencia plena de utilizar nuestras potencialidades de todo tipo para servir más y mejor cada día a los demás.

La empatía, el ponerse en el lugar de los demás, debiera, también, tomar conciencia de lo que precisan los demás de nosotros, que querrán disponer de ello con la mayor prontitud posible, pues cuanto antes se preste un servicio al destinatario, antes tendrá resuelta sus aspiraciones, quitándose preocupaciones cuanto antes, lo que favorece su felicidad más inmediata.

El ejercicio de la diligencia, como toda virtud humana, es motivo de satisfacción propia, por el deber cumplido con prontitud, y, también, de ejemplo a los demás, que observan esa conducta o son beneficiarios de la misma; lo cual, como tantas otras, es exigible a quiénes tienen ascendencia y responsabilidad sobre otras personas, como los progenitores, los docentes, los jefes de equipos, los titulares de colectivos humanos, los que ejercen influencia pública, etc.

El afán de servicio que unos debemos a otros, recíprocamente, tiene que estar presidido, para ser pleno por el afán de ser más diligente cada día, para bien de todos.

Como indican algunas acepciones de la palabra "diligencia" en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, hay que procurar "1. f. Cuidado y actividad en ejecutar algo. 2. f. Prontitud, agilidad, prisa"; de todo ello he tenido la suerte de "disfrutar" de ello por las exquisitas y rápidas actuaciones del personal de urgencias del Hospital Virgen de la Concha, de Zamora, que en estos últimos días, quien suscribe, ha tenido que ir en varias ocasiones; por lo que agradezco su profesionalidad, rapidez y entrega al paciente.

Sancho de Moncada