Se ha perdido una oportunidad histórica. La espantada que han protagonizado el PSOE y, pocas horas después Podemos, levantándose de la mesa del Pacto Social y Político por la Educación supondrá un antes y un después en el futuro de la comunidad educativa no universitaria de este país. Una auténtica pataleta de, nunca mejor dicho, "patio de colegio" que se produce respondiendo más a intereses partidistas que al interés general, que es el objetivo esencial de una negociación en la que se ha contado y escuchado a todos los sectores del sistema educativo en casi año y medio de arduo trabajo.

¿Por qué el PSOE y después Podemos dinamitan un proyecto participativo y que podría poner fin a años de planes educativos efímeros que dependen del Gobierno de turno que ocupe La Moncloa? La respuesta es sencilla: les importa poco que este pacto estatal fuera bueno para todos, solo les molesta dar luz verde a algo que lleve el sello del Partido Popular. Si beneficia y unifica criterios en beneficio de nuestros alumnos, profesores y padres? a ellos les da igual. A PSOE y Podemos ni se les ve, ni se les espera. Pedro Sánchez ha tocado la campana y ha tirado por tierra, incluso, las aportaciones que su propio partido haya podido hacer en esa mesa para el buen fin de un futuro pacto que iba por el buen camino. Podemos, sin argumentos, se ha borrado. Estos, ni siquiera, han sido valientes como para dar el primer paso.

El PSOE da el portazo aduciendo que el aumento en la inversión que se propone no alcanza el 5 % del PIB cuando la propuesta de este acuerdo supone la mayor inyección económica de la historia en Educación, que llega hasta los 5.000 millones extraordinarios como mínimo -esto es clave- hasta 2025. Abandonan el barco sin pensar que es muy probable que sí se alcance ese 5% que exigen y que les hace, dicen, no seguir negociando. Una prueba clara de que se trata de una decisión irresponsable y poco calculada.

Estamos hablando de más de 700 millones más de inversión en Educación al año con ese objetivo de lograr un marco único que sirva de hoja de ruta consensuada, gobierne quien gobierne en un futuro. Algo que la ciudadanía demanda y que es ya de justicia. Las competencias en Educación pertenecen a las Comunidades Autónomas y si se llevara a efecto lo que pide Pedro Sánchez, aumentando la inversión en 1.500 millones al año, ahogarían a éstas y, por ende, a sus propias instituciones regionales que gobierna el PSOE. Recordemos que el gasto total en Educación se fracciona en 90 % que aportan las Autonomías y el otro 10 % entre Estado y entidades locales. El PSOE debería ir a clases de recuperación en matemáticas pero, sobre todo, de recuperación de la responsabilidad social y sentido común. De Podemos, mejor ni hablamos, ¿qué se sale el PSOE? Yo también. ¡Qué más da que no haya motivos! Otra foto.

¿Qué lecciones puede dar el PSOE cuando solo en tres de las ocho regiones donde gobierna alcanzan la media de gasto presupuestario que las Autonomías destinan a Educación? La media de las 17 regiones es de 19,9% del total de sus presupuestos y salvo Valencia (22,3%), Andalucía (21,1%) y Cantabria -pacto con Miguel Ángel Revilla- (20,1 %), el resto de territorios liderados por socialistas no alcanzan esa media. Si hacemos una comparación, los gobiernos del PP dedican a Educación de media un 20,9 % de su presupuesto al tiempo que los gobiernos socialistas se quedan en el 20,2 %.

Desde el Partido Popular se ha mostrado un compromiso con mucha más financiación, estable y duradera para Educación. Compromiso con un Pacto de Estado basado en 15 ejes claves consensuados y que llevaba visos de convertirse en un marco educativo histórico, altamente inversor y plural. Después de meses de trabajo y de parabienes, la izquierda de este país ha regresado a su vieja cantinela del "no es no" y les importa poco o nada el beneficio que todo esto puede reportar a la comunidad educativa que no se merece vaivenes en su futuro cada cuatro años.