El día 8 de Marzo, señalado como El Día de la Mujer Trabajadora, este año se ha ampliado en la denominación como El Día de la Mujer. Cualquiera puede entender que ese día se iba a obrar la excepción de dedicar el día a "todas" las mujeres. Estuve muy atento para comprobar si, en efecto, el día 8, entre todas las reivindicaciones, seguramente todas ellas muy justas y necesarias, sonaba el que ha sido siempre el empleo más abundante, incluso en los formularios para solicitar cualquier trabajo o petición: "ama de casa".

Lamentablemente no he podido satisfacer mi aspiración. Tampoco en ese día. Y, hablando de discriminación, creo que es la persona más discriminada que existe. Comienza, sin duda por ser la persona que, seguramente, más trabaja: en su horario, en sus ocupaciones, en días de trabajo, al mes y al año. Sus ocupaciones son las más variadas, casi excluyendo cualquier especialización. La única faceta en la que es especial el ama de casa es la más importante y la más valiosa para la sociedad: la de ser madre; la que trae al mundo hijos que, son pequeñitos, cuando llegan; pero llegarán a ocupar todas las escalas de la sociedad: las bajas y multitudinarias; las de cierta importancia, más reducidas en número y más señaladas en importancia; y las, reducidísimas en número, de singular importancia, en todos los órdenes.

Al margen de esta ocupación exclusiva, seguramente es imposible enumerar todas las faenas que desarrolla una ama de casa a lo largo del día. Y eso, todos los días de la semana, a lo largo de todos los meses y finalmente (y esto es, sin duda alguna, lo más notorio) hasta en las vacaciones, cuando las toma toda la familia, disfrutando incluso del hogar familiar en su residencia de verano: la mujer de la casa sigue con todas sus ocupaciones diarias, agravadas, incluso, por las circunstancias especiales de un hogar carente de algunos elementos de los que está dotada la residencia de todo el año; y en un ambiente en el que debe "aprender" la situación de los establecimientos más necesarios para resolver sus necesidades familiares.

Es tan injusta la sociedad que niega al ama de casa la condición de mujer trabajadora. Eso lo sabemos muy bien los que hemos sido funcionarios en nuestra vida activa. En los lugares de nuestro trabajo y en otros muchos lugares se nos ha preguntado con frecuencia: "¿Tu mujer trabaja?". Muchos hemos respondido: "¡Ya lo creo que trabaja!; de la mañana a la noche lleva la casa y desarrolla todas las tareas, como no lo haría ninguna empleada". Y así es la vida: la esposa de muchos funcionarios, cuando los ingresos no son notables, tiene que prescindir de ayuda alguna y "estirar" ese único sueldo que entra en casa, para poder "llegar a fin de mes con la dignidad que exige la posición de su marido. Aunque parezca mentira, muchos nos hemos dado cuenta de todo eso, sin decirlo. Desgraciadamente nos han llegado noticias de que algunos han pasado desapercibidos y no han valorado esa realidad doméstica. Tal vez éstos procedan de una familia que les ha dado la vida resuelta y no saben de dónde venía el dinero, que procedía de rentas o posesiones que muchos no hemos tenido.

No es admisible que la sociedad niegue su mérito a las amas de casa. Pero es mucho más inadmisible que las mismas mujeres, que no son amas de casa (y algunas que también lo son) no sepan apreciar el trabajo de las amas de casa, porque no reciban, por su trabajo, un dinero que, unido al sueldo de su marido, aumente el bienestar de la familia. Ahí comienza, seguramente la injusticia de la apreciación: como no se "ve", físicamente, el dinero que, a todas luces, "gana" el ama de casa, apenas lo contempla alguna persona, dentro de los miembros de la familia. Y así llegamos a un día como el 8 de marzo, día en que hemos oído una lista muy larga de reivindicaciones, que han sido objeto de enumeración pública; pero todas esas reivindicaciones se han dedicado de manera exclusiva, aunque no se haya manifestado claramente, a la que se considera "mujer trabajadora"; la discriminación se ha aplicado a su situación en la sociedad; nadie ha querido enaltecer a la mujer más discriminada: porque su discriminación se ejerce entre las personas que, junto a ella, componen el núcleo donde se practica el amor familiar. No oí alusión expresa a esas mujeres que son objeto de discriminación dentro y fuera de su propio domicilio familiar. Ya que se hace esta distinción públicamente, abogo por la instauración de "El Día de la mujer Ama de Casa". ¿Será posible?