La España vacía, la España desierta, la España despoblada, la España que agoniza es una realidad cada vez más alarmante, a la que difícilmente se puede dar respuesta desde supuestos clásicos y solo desde una parte del territorio al que afecta. En Podemos y desde Castilla y León, una de las Comunidades más brutalmente afectadas por esta regresión demográfica, pensamos que el enorme y múltiple reto político, social y económico que implica, no puede ser abordado por una Comunidad Autónoma de modo aislado, ni es tarea para un solo partido político, ni podrá solventarse en las duraciones clásicas de los mandatos políticos. O sea, justo lo que nunca dice un partido al uso, como los viejos, incapaces de ver más allá del siguiente mandato y sin otro objetivo que sumar votos como sea y prometiendo lo que haga falta.

Frente a tanto electoralismo de vía estrecha y mera supervivencia política personal, emerge la realidad con datos abrumadores. Por citar solo el último informe sobre Despoblación, de la Federación Española de Municipios y Provincias, con números referidos al periodo 2015-2016, en ese lapso de tiempo se esfumaron 67.367 compatriotas y nada menos que 36 provincias registraron pérdidas de población. La peor parte se la llevó Zamora, que perdió un 1,57%. Le siguieron Ávila (-1,24%, Orense (-1,22%), Ciudad Real (-1,11%), León (-1,10%), Teruel (-1,06%), Segovia (-1,05%), Soria (-099%) y Salamanca (-0,97%). Otro dato sobradamente conocido y que resalta el informe es que la despoblación se ceba en el mundo rural, hasta el punto de que más de 4.000 municipios, la mitad de los que existen, están ya por debajo de los mil habitantes y por tanto en riesgo de extinción. Si bajamos la lupa a Zamora, lo de "apaga y vámonos" deja de ser una expresión metafórica.

Ante un fenómeno de tanta envergadura no se pueden soltar simplezas como "hay que fijar población", "debemos atraer industrias", "pondremos un polígono en cada comarca" y todo eso que los políticos al uso declaran en cada campaña para salir del paso y sin saber lo que dicen. En Podemos de Castilla y León llevamos bastante tiempo estudiando todo esto, porque es el mayor reto al que nos toca enfrentarnos. Hablamos con expertos, leemos informes y libros, organizamos debates (en Ribadelago hicimos nuestra primera Mesa de Despoblación, en el salmantino Candelario la segunda y en Palencia será la tercera) y vamos elaborando, con seriedad y solidez, lo que en su momento serán nuestras propuestas para atajar la despoblación, revertirla y llegar a cambiar esa palabra por repoblación.

Vamos teniendo claros algunos conceptos. Uno: cualquier planteamiento sólido de lucha contra la despoblación, reversión de la misma y objetivos finales de repoblación y/o revitalización de los territorios, ha de ser compartido con otras fuerzas políticas y gozar de apoyo social mayoritario. Dos: las posibles soluciones deben concebirse como proyectos integrales de Comunidad e incluso de país. Tres: no son tareas de una o dos o tres legislaturas, sino de una generación cuando menos, al margen de los ciclos políticos. Entendemos también que un partido como Podemos está en óptimas condiciones para formular propuestas viables de reversión poblacional y revitalización de la España vacía, por su oposición frontal a la visión "economicista" que la ideología dominante inyecta en los otros grandes partidos. También en lo territorial, los de abajo tienen todas las de perder frente los de arriba.

¿Y sabéis por qué os cuento hoy todo esto? Porque me irrita la visión de la política que se tiene desde fuera y que reflejan las televisiones sobre todo, como medios que viven del espectáculo y no de la información. Como si todos los que estamos en un partido político nos dedicásemos al insulto, al robo, a la intriga, a pensar en pillar o mantener poltrona y a satisfacer nuestro interés personal. Pues no, todos no. Algunos -Quijotes de nuestro tiempo- trabajamos en silencio sin otra ambición que la de hallar soluciones a lo que peor nos va. Que no es poco horizonte ni pequeña ambición. Y que constituye la política de verdad, la más alta que podemos ejercer quienes, no teniendo responsabilidades de gobierno, aspiraremos a ellas en 2019 en Gobierno autonómico, diputaciones provinciales y Ayuntamientos; sin otras armas electorales que la inteligencia colectiva, la preparación, la honradez y las ideas.

(*) Periodista, escritor y secretario de Organización de Podemos Castilla y León