Cualesquiera comportamientos humanos debieran ir encaminados a satisfacer las demandas y necesidades de nuestros semejantes, a parte de las propias, pues es su razón de ser y de existir, pues caso contrario sería perder el tiempo, las energías, las potencialidades, etc. Pues más si cabe y, primordialmente, el actuar de las personas, en primerísimo lugar, tienen que procurar no poner en riesgo la vida propia y la de los demás; por ejemplo, cuando se gestiona una máquina tan peligrosa, por las consecuencias nefastas que pudiera conllevar su uso inadecuado, como son los automóviles; por lo que respetar las leyes, el ordenamiento jurídico, que regula su uso y disfrute, como toda la legalidad vigente, es inexcusable; pues a veces los perjuicios que se derivan de su inobservancia son gravísimos, cuando no irremediables, para el conductor, acompañantes y ocupantes de otros autos con los que pudiera colisionar.

Y es que en un Estado democrático y social como es España, el derecho se cumple sí o sí, no valen argumentaciones del tipo que sean, vinieren de quien vinieren, para excusar su observancia, como el "con IVA, o sin IVA"; y luego queremos buenos servicios públicos y pensiones dignas; o "no me pongo el cinturón de seguridad por ??", sabiendo que amortigua, notablemente, los efectos de un accidente de tráfico que puede acaecer en cualquier momento desde que se arranca el vehículo, sea por fallos técnicos, humanos, o posibles desfallecimientos o vértigos que pudieran surgir.

Desde la Constitución Española de 1978, pasando por el Código Civil, hasta llegar a los Reglamentos de Circulación de Vehículos a Motor, de Seguridad Vial, como las Ordenanzas Municipales reguladoras del tráfico urbano, entre otras disposiciones legales; nos impelen guardar sus disposiciones para bien y mejora de la ciudadanía como de nosotros mismos. La convivencia armoniosa y respetuosa a ello conlleva también. La educación, el respeto propio y ajeno, y por ello la propia estima, como para los demás, nos debiera hacer reflexionar, y comportar, en consecuencia, de forma y manera, que cumplamos las leyes.

Por cierto, un consejo, hay que ponerse siempre el cinturón de seguridad, aunque se tarde cinco minutos más en llegar al destino, y sea de noche; con mayor motivo para hacerlo.

Sancho de Moncada