De mí, doña Cuaresma, justicia de la mar/ alguacil de las almas que se habrán de salvar/ a ti Carnal goloso que te crees no hartar/ envíote el Ayuno, por mí a desafiar//".

Estos versos pertenecen a esa joya que es El Libro del Buen Amor de Juan Ruiz, más conocido como Arcipreste de Hita -no confundir con el toledano de Talavera- una de las muchas cimas de la Literatura Española y por lo tanto mundial, se narra una batalla gastronómica de proporciones épicas, según los modelos medievales y en la que intervienen dos ejércitos que pelean a muerte por imponer sus delicias gastronómicas: uno capitaneado por Don Carnal y el otro por Doña Cuaresma, carnes y pescados frente a frente.

La batalla se inicia con el arrogante y sanguinolento Don Carnal, quien con su vitalismo hedonista y voraz se impone sin contemplaciones de ayunos y abstinencia a la lúgubre y triste Doña Cuaresma, durante cuatro días. Durante los cuales la astuta Cuaresma prepara sus estrategias para dominar, cuando llegue el Miércoles de Ceniza, con el que se inicia el triunfo de la humilde sardina sobre el orgullos rey cerdo. Con este simulacro bélico el genial Arcipreste, clérigo vital y jovial, no pretende sino plasmar poéticamente una tendencia básica que domina en el ser humano: la lúdico-festiva que tiende a rebelarse contra la opresión de la monotonía cotidiana sometida a la tiranía del reloj y de las normas que anulan creatividad y suponen el triunfo de lo políticamente correcto que configura seres humanos unidimensionales.

Fidel García Martínez